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El ruido de las cadenas chocando violentamente junto a intentos patéticos de gritos fue lo único que se escuchaba en aquel sótano.

El metal ardiendo hizo un sonido extraño contra la piel del hombre, que, para ese momento movió débilmente sus cadenas intentando apartarse pero sin lograr nada. Tanto sus extremidades como su cuello se encontraban fuertemente sujetadas impidiendo su movimiento.

Tosió imparablemente mientras saliva que salía de su boca se mezclaba con el nuevo brote de sangre que dejó la marca en su cuerpo.

Por unos segundos su visión se oscureció y cuando volvió abrir los ojos se dio cuenta que se había desmayado.

Deseó no haberse despertado.

No cuando lo siguiente que escuchó fue aquella risa dulce que seguía añorando, observándolo en lo más cómodo de un sillón, colocado específicamente para disfrutar de su sufrimiento.

'Joven ama'

Intentó hablar al verla, pero su rostro se sonrojo al recordar que ya nunca podría hacerlo.

Nunca más.

La mujer con un nombre y rostro diferente se acercó a él, lo cual provocó que se estremeciera.

Lo único en sus manos era un cigarrillo.

Con un movimiento brusco tomó su rostro para obligarlo a que su boca se abriera, colocando de inmediato el cigarrillo encendido en su lengua.

Las cadenas se estremecieron mientras chillaba de dolor. Su cuerpo quiso encogerse pero las cadenas provocaron desgarros de las heridas que nunca habían sanado. No obstante, ese dolor fue dejado en segundo plano cuando algo atravesó la marca de fierro que se mantenía fresca.

Su cabeza cayó directamente hacia el frente cuando la mano que la sostenía la dejó ir.

'Aburrido' pareció escuchar, pero realmente, el dolor no lo dejaba enfocarse en lo que sucedía a su alrededor.

Escuchó un nuevo ruido proveniente de las escaleras, el mismo vejestorio que venía cada cierto tiempo hizo una reverencia a la mujer antes de dirigirse a él, que para estos momentos, intentaba con toda su fuerza mantener los ojos abiertos.

'Si muere, tú lo harás con él'

La misma advertencia de todas las veces se realizó al doctor que iba cada cierto tiempo para prevenir su muerte.

Aún era demasiado pronto.

Aún no podía rogar a los cielos que tuvieran piedad y lo liberaran de aquel castigo.

Aún quería pasar tiempo con ella.

Aun deseaba que de cualquier manera ella solo se enfocara en él.

Aún no se expida de sus pecados.

Aún no puede morir.

Debía soportar.

Después de todo, su destino debe ser escogido por ella.

Una mueca daño su expresión cuando el peculiar doctor colocó de forma suave un vendaje en la marca del fierro curando la herida.

Se rio de sí mismo.

¿Cómo consideraba seguir entreteniendo a su joven ama, si ni siquiera, aguantaba el tacto del hombre que cada vez que lo veía le lanza una mirada de lástima?

No merezco a mi joven ama .

¿Cuál era su nombre en su antiguo mundo? Bueno eso no importa. De la persona que es ahora.

La Villana Es Realmente MalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora