It's not what it seems •kth+pjm•

II

La luz de la luna podía apreciarse a través de la ventana, el sonido de los grillos y los murmullos de los niños recién salidos de la academia que iban acompañado de sus padres inundaban la calle.
Jimin mantenía una enorme sonrisa en el rostro mientras veía fijamente hacia la puerta, soltando suspiros de vez en cuando y sumergiéndose en sus divagaciones.

Había sido un día agradable como lo eran todos desde que el caliente capitán del equipo de fútbol americano de la universidad de enfrente había hecho de la cafetería su punto de visita frecuente.
Jimin adoraba la forma en la que este le veía cada vez que iba a hacer un pedido. La forma en la que parecía nervioso por él y el cómo su gruesa voz pronunciaba cada palabra.

Nuevamente soltó un suspiro y se alejó del mostrador para dirigirse a tomar sus cosas de la cocina, dando un pequeño salto en su lugar cuando encontró a Jeonghan justo detrás de él, viéndole con los ojos entrecerrados y los brazos cruzados en el pecho.

—Puedo escuchar tus suspiros de colegiala en periodo de ovulación —comentó.

—Eso fue grosero... y extraño.

Jeonghan se encogió de hombros y se abrió paso para tomar su pequeña mochila en forma de pollito, colgándose la misma segundos después y empujando suavemente a Jimin por la espalda hasta hacerles salir de ahí hasta llegar a una de las mesas. Jimin tomó asiento, suspirando todo su cansancio mientras que Jeonghan se encargó de bajar la cortina, anunciando que por el día de hoy habían terminado.

Se giró nuevamente hacia Jimin y caminó lentamente hasta estar sentado frente al más bajo.

—Se acaba de ir y ya lo extrañas -se burló—, ¿tanto te gusta?

Jimin asintió sin vacilar y Jeonghan hizo un puchero mientras se encargaba de retirar cada uno de los stickers de las mejillas de Jimin.

—Me gusta la imagen que tengo de él en mi cabeza —admitió con una sonrisa pervertida que logro que Jeonghan entornara los ojos.

—Si, recuérdame no volver a preguntar sobre eso. Eres un asqueroso pervertido.

Jimin se encogió de hombros, frunciendo un poco el ceño cuando uno de los stickers pellizcó su piel de forma dolorosa. Maldijo en voz alta y se dijo internamente que tal vez se estaba esforzando demasiado.
Jeonghan de igual manera parecía dolorido por tener que compartirle de sus pegatinas, lo notaba por la forma en la que veía con molestia cada figurita y las colocaba cuidadosamente sobre una servilleta.

—¿Jamás tuviste alguna fantasía sexual? —Jimin cuestionó de pronto.

El de cabello largo se detuvo unos segundos antes de verle fijamente y negar con la cabeza.

—No lo creo —respondió—. Creo que podría ser asexual... no lo sé, ni siquiera me he masturbado una sola vez en mi vida.

A decir verdad a Jimin no le sorprendía.

Jeonghan, al ser un chico con un asperger leve, no era nada parecido a los chicos de su edad. No le resultaba extraño que no hubiese sentido jamás alguna de esas sensaciones, no sabía cómo funcionaba un cerebro que por defecto, difería muchísimo con el de la mayoría.

—Aburrido —se burló.

—El sexo está sobrevalorado —Jeonghan respondió sin inmutarse de la burla anterior—. Compartes fluidos que probablemente no tienen el mejor olor, el ambiente se calienta aún si es un lugar ventilado, ves de cerca las miradas extrañas que la gente hace y escuchas sonidos desagradables. En mi opinión es sucio, desordenado y húmedo. Detestable.

Jimin se contuvo de rodar los ojos ante la respuesta robótica de su mejor amigo. Si bien sabía que el único conocimiento sobre sexo que Jeonghan tenía era el que podía leer en un libro o en alguna página de internet informativa, porque el pelinegro jamás miraría porno, le seguía resultando sorprendente la manera en la que era tan cerrado a esos temas, o a cualquier tema en general que no involucrara hablar sobre pollitos o productos de higiene y lo malo que eran los gérmenes.