Nejire tiene un par de dudas que le inquietan el corazón cada noche e Izuku es la única persona que puede resolver esas dudas.
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Historia corta con capítulos cortos.
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"¡Vamos a dominar el mundo, Izuku!"
Gritos de júbilo, emoción y suspiros de alivio mezclados con unas cuantas lágrimas de lo que fue y está por acabar.
"Estos dos años pasaron rápido...". Katsuki mencionó.
Izuku asintió con una sonrisa. Y con un suspiro, observó todo su entorno. Realmente dos años habían pasado volando.
"¿Entonces ahora te llamo 'Izuku de Mierda' o 'Doctor Izuku de Mierda'?" Izuku soltó una pequeña risita ante el comentario de su amigo.
"¿Irás a visitarme?" Izuku preguntó a Katsuki, quien con una sonrisa asintió.
"Se que no podrías vivir mucho tiempo sin ver a tu mejor amigo. El único, guapo, inalcanzable, sencillo y humilde, Katsuki Bakugou..."
A lo lejos, una chica de cabello castaño llamaba al rubio.
"Ochaco te busca. Será mejor que vayas... mandilón". Izuku sonrió con burla.
Desde que Katsuki confesó su enamoramiento hacia la chica, Izuku aprovechaba cualquier situación para burlarse de él.
"Púdrete, nerd". Katsuki sonrió con nostalgia —. "Extrañaré un poco todo esto. Extrañaré ir a perder el tiempo después de clases. Quejarnos de nuestras desgracias y burlarlos de desgracias ajenas".
Izuku suspiró y asintió con una pequeña sonrisa —. "Las graduaciones sirven para extrañar lo que fue cotidiano..."
Ambos rieron un poco recordando travesías pasadas.
"Nos veremos pronto, Izuku..."
Katsuki alzó su puño cerca de Izuku.
"Más pronto de lo que creemos, Katsuki".
Izuku alzó su puño cerca de Katsuki. Ambos se despidieron y siguieron su camino alejándose el uno del otro.
De pequeños anhelábamos que llegara navidad. Se hacía eterno que pasaran 90 días, pero era peor cuando la fecha estaba más y más cerca, parecía que las 24 horas del día duraban 24 horas extra. ¡Solo queríamos nuestros regalos!
Es curioso como cambia la perspectiva cuando crecemos. Dos años había pasado en un abrir y cerrar de ojos.
El ligero viento primaveral golpeaba en ciertas ráfagas el rostro de Izuku. Las primeras hojas de cerezo volaban libremente por el viento, anunciando la llegada de una nueva primavera.
El sol comenzaba a ocultarse poco a poco, mostrando sus últimos destellos de luz del día. Izuku caminaba por inercia, sin rumbo alguno, siendo uno más con el mundo. Tan absorto del ruidoso mundo le llamó su atención que el tenue sonido de las olas del mar atrajeran su atención.
"Hacía mucho que dejé de frecuentar este lugar...". Una pequeña sonrisa se apoderó de su rostro.
Los primeros días desde que Nejire desapareció Izuku caminaba todos los días hacia aquella playa que ella le había comentado con la esperanza de algún día verla parada sobre la arena. Correr y abrazarla, confesar sus sentimientos y así quitar ese peso que cargaba encima...
