IV

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Tenía náuseas, estaba dando vueltas sobre mi mismo y tenía la garganta tan seca, que hasta me dolía. Observando el cuarto en donde habría despertado con mayor atención, podía deducir a simple vista que la pelirroja era una chica deportista y altamente competitiva. Medallas, trofeos y fotografías de sus logros.

Baloncesto, volleyball, karate y fútbol eran de los cuales más había. Alzandome de la cama me terminé tambaleando, ahora las náuseas eran peores y la sensación de que el mundo sucumbía ante mi era infernal, el vómito de mi estómago ya deseaba ser expulsado. Debiendo de agarrarme al escritorio delante de mi aguarde unos simples segundos, cerrando mis ojos, espere paciente. Cuando abrí nuevamente los ojos, me encontraba brevemente mejor.

Abandonando aquella habitación terminé caminando por un pasillo con la pintura cayéndose a pedazos y un poco de humedad en el techo. En palabras simples, el lugar se estaba cayendo a pedazos, pero aún así era acogedor, tanto que para mi mismo lo era.

Tras salir de aquel pasillo, fui simplemente atraído por el dulce aroma que provenía casi aún lado de mi. Observando de donde venía el olor tan atrayente le vi de espaldas, únicamente usando un delantal. No era ningún misterio que seguía desnuda y podía ver su retaguardia colorada y marcada por unas manos.

Ciertamente solo pude sonrojar me ante eso. Ella me noto y se giró a verme, en su cara habría una sonrisa pícara que me hizo sonrojar aún más, al simple punto de comenzar a expulsar vapor por las orejas. Notando como me llamaba con su dedo índice, por alguna razón comencé a seguirle, tras unos simples pasos ya estaba delante de ella quien se dio media vuelta, para abrazarme.

Al ser ella más alta que yo, mi cabeza se quedó incrustada entre sus senos. Para este momento podía morir, las náuseas, el mareo y ahora la vergüenza. Eran 3 factores capaces de matarme en cualquier momento.

Alejando la cara del muchacho de su busto, poseía una expresión complacida.— ¿Quieres desayunar o te quieres bañar? O repetir lo de ayer—. Comento pícara para el pobre muchacho que ya no sabia que estaba sucediendo.

Me hubiera sonrojado al punto en que mi cuerpo se tornará completamente rojo, pero no fue así. Cubriendo mi boca para evitar vomitarle. Despegando me de ella busqué el baño apresurado y cuando lo vi me tire de panza. Metiendo mi cabeza dentro del retrete empecé a vomitar desesperadamente.

Segundos de agonía, mientras el líquido caliente pasaba por mi tráquea para depositarse en la tasa. Cuando pare me aleje de la tasa y me apoye contra la pared aún lado de mi, parecía una persona moribunda.

Girando mi cabeza le observe acercarse y agacharse, con unas servilletas en sus manos comenzó a limpiar mi boca, quitando el vómito de mi boca.

Desechando la servilleta cubierta de vómito en la papelera del baño, levantó al muchacho.— Perdón perdón, se me olvidó de la resaca, ven siéntate—. Comento preocupada, sentando al muchacho en uno de los sillones de la sala—. Ay por earth, la cagué. Izukito quieres agua?

Solo asentí ante su solicitud. Inclinando mi cabeza hacia atrás, cerré mis ojos y comencé a respirar de forma calmada, exhalando por la boca aún con ese amargo sabor, un poco más calmado alce poco a poco mi cabeza y le vi ofrecerme el vaso con el agua. Lo acepte y comencé a beberla.

Cuando acabe le devolví el vaso y me mantuve ahí, sentado y lidiando con el mareo.

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¿Una esposa?Where stories live. Discover now