Capítulo 10 - Misterio femenino

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—¿No te importa si pongo un poco de música para trabajar, no?—preguntó Jett.

Me encontraba en su habitación, aún necesitaba mi modelo de prueba sobre el broche. Él iba a ayudarme con el metal, este hombre no solo armaba bombas.
Me encogí de hombros ante su pregunta y comenzó a sonar rock pesado, me tendría que haber hecho una idea con sólo mirar la estética pero no quería sacar conclusiones precipitadas, Jett tenía más tatuajes que cualquiera en el grupo.

Ambos estamos uno al lado del otro, él se quitó su camisa para no ensuciar nada y yo solo pude hacerme una coleta; no era muy buena con los peinados. Tomo el broche original, memorizando cualquier detalle para moldear el metal. Esta era una prueba para demostrar mi conexión con Alessandra; yo quiero forjar una familiaridad real con mi papel.
Vivienne decía que el mejor mentiroso son los que tuercen la verdad.

—¿Ves el borde de oro alrededor del centro?

—¿Hay algo que ayude a imitar eso?—pregunté, ambos estamos uniendo mentes. Jett parece tener un verdadero ojo para los detalles pequeños.

—Aquí, amor.—rápidamente, el hombre tomó el broche en sus manos nuevamente con la ayuda de otras herramientas más finas—Una vez hecho esto, Zoe y yo podemos finalizar tus identificaciones falsas...a menos que ya lo hayas hecho.—concluyó.

—Lo hice pero ya utilicé la identidad en otro atraco, es mejor si armamos otro.

—¿Has pensado un nombre? Espero que sea algo super italiano.—dijo con emoción, aún concentrado en su trabajo. El nombre fue algo que no había considerado, estaba demasiado desorientada con todo lo de...París.

—Quizás no sea malo conservar mi nombre.—dije alzando mis hombros.

—¿Y que sea asociado con todo este crimen?—él se ríe por mis mejillas sonrojadas, hoy estaba distraída con la elección de mis palabras; no era nada en especial, simplemente no dormí.

—Jett Slater no es tu nombre real, por supuesto.

—Puede ser real o puede no serlo. Nunca lo diré, Pandora.

Afuera, se hacía el atardecer en Venecia, hermoso pero abrumador al mismo tiempo. Muchas calles viejas, canales y edificios del mismo siglo; ese lado romántico me hacía sentir melancólica por algo que no existía y tampoco pensaba con frecuencia, el estilo de vida no me permitía tales cosas.

Un flash escarlata se asoma por la ventana, nisiquiera me di cuenta cuándo me levanté de la cómoda cama de Jett cuando vislumbre a Vivienne por la ciudad. Antes de que Jett se diera cuenta, había vuelto en mi estado anterior.

—¿Qué hay acerca de Vivienne? No sé qué es real o mentira cuando se trata de ella.

—Es real, amor. Y...no.—él me muestra una pieza de cristal, material para el broche—Es como un reflejo, es y no es.

Su metáfora tiene sentido, intenté convencerme; de todos modos era yo la que estaba en una situación de identidad más complicada. El hombre me mira fijamente, podía sentirlo mientras trabajábamos.

—Ella no quería que te fueras, tú sabes.—las yemas de mis dedos tocan mis labios, ante mi silencio, Jett lo vió como una negación—Pero si, ella nos hizo correr del hotel en un gran aprieto. Nunca había visto el pánico en su rostro de esa manera. Ella quería que vinieras tarde o temprano, lo esperaba, sé que lo hacía. Todos lo hacíamos.

—¡Eso deja más preguntas!

—¡Sip!—dijo aumentando el volumen de la música, había conseguido intrigarme. Suspirando retomo el trabajo, llevándolo a la sala principal de la tripulación.

Reina de LadronesWhere stories live. Discover now