Capítulo 7 - Acertijo

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Marqué el número de Lorenzo, con sólo escuchar el tono de mi voz él sabía que algo pasaba, no tardó en llegar al hotel con el equipaje. Se sentó en el suelo conmigo mientras le conté toda la historia y se mantuvo sereno hasta que se atrevió a preguntar.

—¿Qué quieres hacer ahora?—dijo mientras miraba a su alrededor, todos los trofeos robados—¿Robaremos mientras no están?

—Somos dos contra seis, sé que no son asesinos pero no tardarán en encontrar lo que les pertenece.

—¿Qué sugieres?—encendió un cigarrillo y me lo ofreció.

—Vamos a reclamar nuestro lugar. Ellos deben saber quienes somos.—él abre la boca para decir algo pero niega con la cabeza.

—Así que nos haremos parte de su grupo.—dijo con ironía—Me hace un poco de ilusión dejar de oler a sangre constantemente pero...

—No es bajar de nivel, no pretendo dejar lo nuestro.—me mordí una uña mientras pensaba en qué decir a continuación—Deben aprender a vivir con nuestra realidad si quieren tener a una falsificadora profesional.

—Tú eres útil para ellos, pero yo no.—tomo su rostro con mis manos y lo obligo a mirar mis ojos.

—Ellos tienen que tener miedo, ellos deben respetarnos.—él asiente con la cabeza cohibido.

—¿Cómo los encontraremos?

—Tengo mis ideas.

—Primero, quítate ese atuendo.—hizo una mueca graciosa, para pasar desapercibida ante el grupo de ladrones había inventado —con la ayuda de Lorenzo—otra identidad y por lo tanto, otro estilo. Cambié mis falsos atuendos coloridos y florales por los oscuros y ajustados que siempre usaba, eso me hizo recordar que al final, no era tan distinta a Vivienne después de todo. Mi cabello oscuro fue reemplazado por el tono castaño y dejé de ocultar los lunares que tenía en el rostro.
Luego de una ducha, casi arrastro a Lorenzo hacia el Catburgle, él miró asombrado todos los comercios ocultos que se hayaban aquí y me siguió hasta la tienda de Ariadna. La mujer parecía no darse cuenta de mi presencia hasta que llamé su atención.

—Hola...Pandora.—la mujer se veía un poco confusa y asumí que era por mi aspecto, ignoré esa parte y procedí.

—Necesito un favor.

—Si vienes en busca del nuevo lápiz labial de Vivienne, dile que aún no está listo.

—No es eso, debo saber en dónde se oculta la Amapola Dorada.—ella se cruza de brazos y mira a Lorenzo.

—No puedo decirte eso.

—¿Sabes quienes somos?—el hombre a mi lado salta a la defensiva y solo puedo poner una mano en su hombro.

—No lo sé y tampoco me vinculo con esa clase de gente, solo robos, ¿Entendido?

Suspiro audiblemente y asiento con la cabeza, sabía que iba a ser un caso perdido y debía rastrear toda una región para saber el paradero de estas personas.

—Espera.—logró decir cuando me di la vuelta—Si quieres saber algo deberías pedírselo a Jace.

—Te lo agradezco.—doy media vuelta y salimos por las escaleras, tomo el celular de Lorenzo por precaución y llamo a la mujer, luego de unos cuantos tonos resonó su voz. No le había dicho para qué la necesitaba, por lo que volví al hotel para tomar un motín de persuasión y viajé hasta la torre Eiffel, nuestro lugar de encuentro.

Creo que en mi interior me imaginaba que algo así podía pasar, admito que me sorprendió la rapidez con la que ocurrió el evento y me enojó aún más que haya sido Vivienne. Me convencí de que toda aquella reflexión se originó porque estaba en un lugar que visité con la mujer que me traicionó, nada más.

Reina de LadronesWhere stories live. Discover now