DETRÁS DE SOMBRAS

CAPÍTULO 5: DEBAJO DE LA TORMENTA

Lyria

Ya había pasado media hora y Dana no aparecía.

¿Qué le habrá pasado?

No pude esperar más.

Algo le habrá pasado.

– ¡¿A dónde vas?! – Gritó Eva, pero no me detuve, abrí la puerta y salí afuera, donde un fuerte viento despeinó mi largo cabello pelirrojo - ¡Espera! – dijo, pero ya era demasiado tarde, había salido a la oscura calle.

Corrí hasta una calle.

En la no había ningún alma rondando por allí.

Estaba sola.

Completamente sola.

– ¡Dana! – Llamé, pero solo se escuchó mi voz razonado por la vacía calle – ¿¡Donde estás?! – Pero solo se escucho de nuevo mi voz y nada más.

Empecé a caminar por una silenciosa y oscura calle, con la esperanza de encontrarme a Dana allí.

Pero a medida que me iba adentrando en esa calle, la esperanza iba disminuyendo.

Se escuchó un trueno.

Me abracé más a mi misma.

Aún seguía lloviendo, solo que no tan fuerte como antes.

Llegué al final de la oscura calle, pero no había rastro de nadie.

– ¿Dónde te habrás metido, Dana? – Murmuré mirando el cielo.

¿Quizás no se fue por esta calle?

Iba a dar media vuelta e irme de allí, cuando una voz me detuvo en seco.

– ¿Buscando a alguien? – Dijo una voz, con burla.

Miré a todos lados, pero no había nadie.

– ¿Quién es? – Pregunté, pero no hubo respuesta.

– Creo que tu amiguita volvió a su casa sana y salva, pero la pregunta sería ¿Eso durará durante mucho tiempo? – Rio, su risa no transmite nada bueno – Si quieres despedirte de ella, me temo que no podrás, solo les queda cinco minutos – Su risa volvió a hundir las silenciosas calles.

Estaba en shock.

¿Estoy alucinando?

Pero no tenía tiempo para pensarlo.

Unos pasos alejándose me sacaron de mis pensamientos.

– ¡Oye! ¿qué quieres decir? – Nadie respondió.

Solo les queda cinco minutos.

Esas palabras no paraban de repetirse en mi mente.

¿Qué quiere decir con eso?

¿Quiere decir que...?

No.

No puede ser.

Empeze a correr.

Corrí y corrí sin parar.

La calle está más oscura.

La lluvia mojaba mi ropa en aquella noche sin luna.

Apenas podía ver el camino.

Pero aún así, no me detuve hasta que ya estaba enfrente de la casa.

La casa que siempre me parecía hermosa, ahora me parece aterradora.

Pude ver que la puerta estaba entreabierta.

No.

Que no sea lo que estoy pensando.

Pero mucho antes de que pudiera dar un solo pasó adentro, oí un disparó.

La sangre se me heló.

No, no, no.

Esto no puede estar pasando.

En ese entonces, oí unos pasos detrás mío.

Cada vez más cerca...

Antes de que pudiera dar la vuelta, sentí una fría arma en mi espalda.

Algo me golpeó la cabeza.

Luego nada más que oscuridad.