Isabelle Gilbert se enfrenta a lo sobrenatural cuando un apuesto joven comienza a salir con su hermana, los vampiros y brujas se vuelven algo normal en su vida.
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Málaga— Dos semanas antes de la muerte de los padres de las Gilbert.
— Amo este lugar— dijo Isabelle a su padre que compraba algunos recuerdos para los demás miembros de su familia— odio que mamá no deje venir a Jeremy y que Elena no esté interesada en viajar.
— Iré a comprar algunas cosas— dijo su padre dándole algo de dinero— diviértete un rato querida.
Ella asintió y una vez su padre se fue pudo notar que un hombre muy apuesto la observaba desde una cafetería, ya se había sentido observada desde hacía ya un tiempo pero no le había puesto atención.
Algo confusa se dirigió al lugar, fue como un movimiento involuntario el que la llevó hasta el, fue como un imán que la atrajo. Al entrar se dio cuenta de que el hombre hacía una pintura, disimuladamente se acercó para ver y se dio cuenta que la estaba pintando a ella.
— ¿Esa soy yo?— preguntó confusa y después de llamar la atención del hombre se disculpó— siento interrumpir así pero...
— Eres la primer chica hermosa que veo en esta ciudad— dijo admirándola— Tiene que haber algo mal contigo por que nadie puede ser tan... perfecta.
Ella sonrió y se sonrojó.
— Es un bonito brazalete el que llevas...— miró el hombre la mano de la chica.
— Mi padre le pidió a la abuela de mi mejor amiga que lo hiciera para mí cuando era pequeña...— murmuró Izzy.
El rubio sonrió haciendo que Izzy entrara en confianza.
— Te voy a confesar algo— sonrió Izzy y se acercó al hombre un poco para susurrar de cerca— la abuela de mi amiga... es una bruja.
El hombre borró su sonrisa de inmediato y la miró de una manera extraña.
— Bromeó...— dijo Izzy al mirar como le miraba el hombre— ahora debes pensar que soy rara y tu opinión sobre que soy perfecta debe haber cambiado.
— Me agradas— murmuró el hombre de acento británico— ¿Puedo hacerte una invitación a salir?
— ¿Cómo podría aceptar si ni siquiera sé tu nombre?— preguntó con una sonrisa.
— Niklaus es el nombre que mi padre me dio, tú puedes llamarme Klaus.
— Soy Izzy... Isabelle en realidad pero todos me llaman Izzy.
— Es un placer conocerte— dijo tomando su mano y besándola.
