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Un suspiro de cansancio sale de mis labios cuando termino de bajar la última caja del camión de mudanzas. Le doy una mirada de molestia a mi madre cuando veo su sonrisa burlona.

— Ya quita esa cara —me abraza por los hombros y me da un ligero masaje en ellos—. Ya terminamos de bajar toda la mudanza.

No pude evitar rodar los ojos ante sus palabras y ella solo se ríe una vez más de mis desgracias.

— Mamá no es gracioso, odio esto —mi voz sale tal cual niña caprichosa y pequeña—. Odio mudarme.

— Es la primera vez que lo haces cielo —se cruzó de brazos aún sonriendo, ¿Qué no se cansaba de sonreír todo el tiempo?

— Pues lo detesto —me cruce de brazos al igual que ella—. Me gustaba vivir en mi antigua casa, mi antigua ciudad, me gustaba mi otra vida.

Mi madre suspiró con cansancio ya harta de escuchar lo mismo, y es que desde hace tres días, nuestras conversaciones solo se basaban en este tema.

— Hari ya hablamos de esto.

— Lo sé —resople rendida.

Ella me dio una sonrisa sincera y siguió metiendo las cajas que faltaban a la casa.

Mire la casa, no era nada fea, en realidad era muy bonita y grande, mucho más grande que mi antigua casa, pero aun así, no había remplazo para aquella.

Mudarme no fue algo que yo quisiera, en realidad estaba en total desacuerdo cuando mi madre me lo comentó. Era una pesadilla.

Pero tampoco me pude negar, mi madre había trabajo bastante duro para conseguir un buen puesto en su trabajo y gracias a ello ahora tenía un sueldo mejor, la transfirieron a otra ciudad y tenia un seguro de vida, no habia de que quejarme.

Pero había algo más, aunque ella no lo quisiera admitir, se que también estaba el tema de mi padre con su decisión de mudarnos...

Estaba limpiando las repisas que se encontraban en la planta baja, está casa al parecer tenía demasiado tiempo sola y nadie había venido a darle mantenimiento por un largo tiempo

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Estaba limpiando las repisas que se encontraban en la planta baja, está casa al parecer tenía demasiado tiempo sola y nadie había venido a darle mantenimiento por un largo tiempo.

— Hari.

— ¿Qué pasó mamá? —la vi aproximarse con una sonrisa, deje las cosas de limpieza a un lado y le di mi atención.

— ¿Por qué no sales un rato?, así te despejas del viaje y conoces el vecindario.

Eso para mi era un rotundo no.

— No lo sé mamá.

— Vamos cielo —me dio un corto abrazo—. Así descansas un rato y te vas adaptando a tu nuevo hogar.

Mi madre tenía una sonrisa en su rostro, esa sonrisa a la que no me podía negar y ella lo sabía perfectamente. Resople y asentí con la cabeza, mi madre soltó una risita y acarició mi cabeza antes de dirigirse al piso de arriba

Tal vez no sea tan mala idea.

Me coloque un suéter y me acomode un poco el cabello, tenía que verme presentable. Que tal si algún chico lindo se cruzaba en mi camino, no podía dar una mala impresión.

— Ahorita vengo mamá.

Ella respondió un está bien y salí de la casa cerrando la puerta tras de mí.

A decir verdad el vecindario era bastante lindo, las casas eran grandes y con colores muy brillantes y llamativos, todas tenían un lindo jardín lleno de flores y bien cuidado. Tal vez la gente aquí tenía una obsesión con tener un jardín perfecto y una casa perfecta.

A mi me gustaba la jardinería y viendo nuestro jardín descuidado, tenía que hacerme cargo de el, lo antes posible.

Tal vez vivir aquí no sea tan mala idea...

— ¡Cuidado!.

Si tal vez.

Me di la vuelta rápidamente. Mala idea.

Una chica en patines chocó conmigo provocando que cayera junto con ella al suelo. Para mi desgracia ella había caído encima mío.

— Auch.

Me sobe la cabeza, mi vista se había vuelto algo borrosa por el golpe y no me podía levantar por el dolor.

— ¡Oh por Dios lo siento tanto! —se disculpó quitándose de encima mio—. ¿Estás bien?.

Me enderecé quedando sentada en el suelo, mi vista ya había mejorado y ahora podía ver con claridad a la chica. Era de tez blanca, tenía un cabello largo, brilloso y oscuro, se veía tan suave, pero lo que más destacaba era su lunar en el puente de la nariz. Creo que jamás había visto a una chica tan linda.

— ¿Estás bien? —tomó mi rostro entre sus manos y me examinó con la mirada —. Lo siento mucho enserio.

Ella seguía disculpándose constantemente, me estaba causaba algo de gracia esta situación.

— Yoon ¿Qué hiciste? —escuché una tercera voz.

Ella quitó sus manos de mi rostro y giró a sus espaldas. Mi mirada se dirigió también hacia esa dirección.

Fue una mala idea en verdad.

¿Por qué tenía que salir?, ¿Por qué le tenía que hacer caso a mi madre?.

De haberlo hecho jamás me hubiera cruzado con él.

Y mi vida no sería un desastre como lo es ahora.




Hola criaturas, este es un pequeño adelanto, espero les guste.

OLDER. SUNGHOON PARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora