Capítulo 4: La primera caza

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El sonido insistente de los golpes en la puerta me arranca de mi sueño profundo. Con los ojos entrecerrados y la mente nublada por el cansancio, me dirijo hacia la entrada. Al abrir la puerta, me encuentro con la figura de Hassan, visiblemente alterado. Sin decir una palabra, lo invito a entrar, permitiéndole que suelte todo lo que tiene en mente.

Sus palabras salen de sus labios en un susurro que parece gritar en mis oídos adormecidos. 
—Qué imprudente fuiste al visitarlo precisamente a la mitad de la noche—.

Aún somnolienta, dejo que continúe hablando, incapaz de comprender el orden en el que sus palabras se entrelazan.

De repente, su tono se vuelve más serio y me prohíbe buscar al culpable de todo lo que está sucediendo. La advertencia me sacude de mi letargo y mi curiosidad se despierta. Pero antes de que pueda hacer preguntas, Hassan me advierte nuevamente, esta vez sobre la imposibilidad de rastrear al responsable.

Intrigada, me siento en el borde de la cama, buscando respuestas en su mirada.

—Y aunque el consejo te diera información, te preguntarían cómo sabes eso, involucrando a Omer—, agrega.

Mi corazón se acelera al escuchar su nombre. ¿Cómo está? Con voz llena de interés, pregunto por su estado.

Hassan me informa que se encuentra estable, casi pareciendo normal. Sin embargo, sugiere que sería prudente seguir dándole sangre de la forma en que lo hice. Un escalofrío recorre mi espalda y retrocedo asustada. No puedo soportar la idea de entregar más sangre a un vampiro, aunque sea él.

Mi negativa no parece sorprender a Hassan, quien me mira con incredulidad. —Lo que hiciste fue...— comienza a decir, pero lo interrumpo con determinación.

—Nunca más volverá a ocurrir—, afirmo, poniéndome de pie y ordenándole que salga. Necesito descansar y procesar todo lo que acaba de suceder.

Con el corazón lleno de incertidumbre, me dirijo hacia la cama y me acurruco bajo las sábanas.

•••

El lunes por la mañana, mientras camino por los pasillos de la escuela, puedo sentir la energía palpable en el aire. La mayoría de los estudiantes están regresando de sus hogares, cargando maletas y nuevos artículos.

La emoción se puede ver en sus rostros, ansiosos por la idea de enfrentarse a su primer vampiro. Es algo que todos han ansiado desde que su poder de cazador se encendió, y aquellos que aún no han despertado ese deseo, lo harán esta semana.

Mientras avanzo por los pasillos, me encuentro con los alumnos. Algunos me saludan con admiración, ya que han escuchado hablar de mis misiones anteriores. Aunque no soy la mejor cazadora, mi juventud parece cautivarlos y despierta su curiosidad.

En el patio delantero, escucho a lo lejos a un grupo de estudiantes reunidos, discutiendo animadamente.

—Lo único de lo que no hay registro es de cómo fue su primera vez matando a un vampiro—, murmuran entre ellos.

Finalmente, llego a la oficina de dirección. La secretaria me saluda con una sonrisa y me entrega un paquete. Es mi laptop y mis libros universitarios. Le agradezco y mientras firmo el recibo, escucho una conversación interesante.

—Así que le preguntaré cuando vayamos de excursión—, dice alguien en voz baja.

El viento cálido me acaricia el rostro mientras subo a mi torre, un refugio de tranquilidad después del ajetreo de las clases.

La primera caza es un evento crucial en la vida de un cazador. No se trata solo de obtener trofeos, sino de una experiencia profunda que marca un antes y un después, es una experiencia que se atesora para contarla a amigos y yendo más lejos a los hijos, nietos...

Cazadora NocturnaWhere stories live. Discover now