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Luz y Hunter llegaron unos minutos más tarde que Amity, en el coche de su tía. Se sentaron en la habitación de Willow, la cual contaba con una nueva cama donde dormía su amiga. Para todos fue una sorpresa cuando Vee llegó del supermercado acompañada de alguien que no estaba invitado.

La presencia de Matt Tholomule no les emociono a ninguno de los demás, pero le permitieron quedarse.

—Compre rocklets, bananitas, garrapiñada, barritas Kit Kat, como diez picos dulces  y unas saladix—dijo, dejando caer todas las golosinas en un bol.

—¡Tengo algo que mostrarles!—dijo emocionada Willow a sus amigos—. Se que soy mala cocinera y no es necesario decírmelo de nuevo...

Vee y Matt estallaron en risa al ver el intento de torta de chocolate que mostraba su amiga. Hunter no se contuvo y también se rió, pero fue el único que probó lo torta.

—Igual sabe bastante bien—dijo mientras se ensuciaba las manos de dulce de leche por el exceso que contenía y Luz miraba desilusionada la cantidad de comida que no podía disfrutar por su intolerancia a la lactosa.

—Perdón, me olvide que no podías comer dulce de leche—se disculpó la de lentes—. Otro día hara para que puedas comer.

—Quiero probar—dijo Amity y tomo un pedazo, pero la torta se le terminó resbalando hasta caer en el piso—¡Lo siento!

—No es nada, pero es mejor limpiarlo antes de que uno de los gatos de Willow trate de comérselo—mencionó Luz.

—Son los perros los que no pueden comer chocolate, pelotuda—dijo Matt.

—De hecho, los gatos tampoco pueden comer chocolate—se sumó Amity con sus limitados conocimientos sobre animales.

—¡Ja! ¿Quién es el pelotudo ahora?—se burló Luz y Vee regresó junto a un repasador para limpiar la mugre.

Amity no volvió a intentar comer otro pedazo. Los seis jugaron unos cuantos juegos que Willow tenía y rompieron la lámpara del techo de la habitación cuando, jugando al Just Dance, Willow se subió encima de Hunter y golpeó su cabeza con la lámpara.

—¿Te encuentras bien?—le preguntó Hunter, cargándola hasta la cama.

—Uh, tremendo golpe—murmuro Matt, mirando los restos de la hermosa lámpara.

—Ire a avisar a tus padres—dijo Amity, saliendo de la habitación.

—No fue nada—mintió Willow; le dolía a horrores pero le daba vergüenza admitirlo frente a Hunter. Estaba sentado a su lado, su rostro a centímetros del suyo, con una de sus manos apoyadas en su muslo, en su cama... Pensamientos sucios entraron en la mente de Willow. Ya podía escuchar a Luz diciéndole: bajale un poco a tus hormonas, Willow—. No fue la gran cosa, no me duele nada...

Una risita nerviosa la invadió y su padre apareció en la habitación, mientras Vee terminaba de juntar los restos de la lámpara y Luz sostenía con fuerza dos de sus gatos para que no salieran lastimados.

—Willow, todo bien, pero tus gatos pesan un montón—dijo Luz, soltando los gatos en cuanto Vee junto todo lo peligroso—. Me acuerdo de la primera vez que vine y Misty apenas era un poco más grande que mi pie—recordó, mirando al grande gato que paseaba por toda la habitación—. ¿Te acordás que me golpeé en la nariz por el pirata de mierda?

Pero Willow seguía demasiado absorta en sus pensamientos. Hunter seguía estando muy cerca de ella y, aún cuando le gustaba, nunca se había sentido de esa forma ¿Talvez era porque estaba en su periodo? Había tantas cosas que no entendía.

Segundo roundWhere stories live. Discover now