Capítulo 1

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El primer día de clase siempre es el más aburrido.

Vamos a clase sólo para que los profesores nos entreguen el horario y nos digan lo de siempre.
Pensaba que al entrar en la universidad eso cambiaría, pero no podría estar más equivocada.

Tras tres tediosas horas en las que el profesor no ha parado de repetir que nuestro futuro está en nuestras manos, por fin suena el timbre indicando el fin de este horroroso día.

Mis amigos ya están fuera esperándome. Les saludo con la mano, muy emocionada de que estemos todos en la misma universidad.

Aunque estemos cursando estudios diferentes y cada uno está en un campus diferente, podemos vernos a la salida e ir juntos a casa.
Mientras me dirijo hacia ellos, no paro de pensar en la suerte que tengo de tenerlos en mi vida.

Los conocí al poco tiempo de tener un accidente que casi me mata y que, desgraciadamente, acabó con la vida de mis padres. Estuve 2 meses en el hospital y me llevó un año recuperarme por completo. Físicamente.

Mentalmente no he vuelto a ser la misma. Han pasado 3 años desde el accidente, y no hay día en el que no piense en mis padres.
Un día, mientras esperaba para entrar a mi cita con la psicóloga, conocí a estos amigos tan locos que tengo.

Puedo decir que han conseguido sacarme del pozo en el que me había sumido.
Elliot, Damián y Leo se habían ganado tanto mi confianza como la de mi mejor amiga, Sara.

Tengo que dar gracias al universo por tenerla en mi vida. Ella ha sido mi rayo de luz en la tormenta, ha sido la que me ha visto en mis peores momentos, ha estado a mi lado cada día de los dos meses que estuve del hospital y, cuando me dieron el alta, sus padres me acogieron como una hija más.

Paro de pensar en cosas negativas y me centro en el grupo de descerebrados que me saludan como si no nos hubiésemos visto en meses.

- Hola novata, ¿qué tal en tu primer día? - me saluda entusiasmada Sara.

- Peor de lo que pensaba.

- No te preocupes, ya desearás volver a este día en cuanto te empiecen a bombardear a exámenes y trabajos. - comenta Elliot detrás de nosotras.

Los chicos están cursando ya el tercer año, y Sara el segundo, por lo que todos ellos saben la dinámica de universitarios.

Vamos caminando hacia una de las cafeterías del campus y, mientras cruzamos la calle, giro la cabeza y veo que un coche a gran velocidad viene hacia nosotros.

Y lo siguiente parece que ocurre a cámara rápida.

Oigo a Elliot gritar mi nombre y, un segundo después, un cuerpo me aparta del trayecto del coche, cayendo los dos al suelo.

Me doy un golpe bastante fuerte en la cabeza que por un momento me deja aturdida.

Después de unos segundos me doy cuenta que, de alguna manera Elliot, que estaba a unos pasos por delante, ha conseguido llegar a tiempo para salvarme la vida.

- ¿Mel, estás bien? Dime algo. - La desesperación en su voz es más que notable.

- Me duele mucho la cabeza y el hombro.

- No te muevas, ya hemos llamado a una ambulancia. - dice Sara y doy gracias al cielo que esté bien, ya que ella estaba a mi lado.

Tanto la ambulancia como la policía tardan poco en llegar, y mientras los primeros me atienden, los segundos se encargan de investigar lo sucedido.

- Vamos a llevarte al hospital para que te hagan más pruebas y descartar que tengas lesiones en el cerebro debido al fuerte golpe en la cabeza. También tenemos que comprobar si tienes alguna fractura en el hombro. ¿Quieres que te acompañe alguien en la ambulancia?

Inevitablemente MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora