Día 76:miércoles,23 de enero del 2013

48 2 0
                                    

Danny? -Escuché tu voz, El corazón melatio deprisa, sentí que la vista se me desvanecia. Danny, ¿estás allí?

Si era un sueño yo no quería despertar, queria que esa voz durara para siempre, que siguieras pronunciando mi nombre una vez más.

-Danny, ¿me oyes?

La voz no me salía, el pecho ya me estaba doliendo junto con el brazo izquierdo, no era un sueño, eras tú, pensaba que venías a pedirme perdón, decirme que lo habías pensado mejor y que la vida te resultaba dificil después de mí, que también has visto mis ojos en las olas y que el café ya no sabía igual. Imaginé que dirias que el sueño no te ha regresado y que los insomnios ya no tenían sentido si no estaba yo. Era tu voz quien me buscaba a mí después de setenta y seis días, suficientes para darte cuenta de que yo era todo lo que querías en la vida, que ella no era para ti, que fue un error y lo repararíamos, yo pondría todo de mi parte y olvidaríamos este trago amargo, pero...

Debía ponerme un papel, que no se notara que he sufrido el triple y que estoy por desplomarme porque tengo solo en la lengua un poco de azúcar para llevar mi dia.

-¿Quién habla? -menti.

-Soy yo...

El teléfono se quedó en silencio un momento, tu sabias bien que jamás olvidaría tu voz, que mi actuación ante ti no valia ni dos centavos, porque cuando se trataba de ti yo nunca pude fingir nada.

-¿Pasa algo? Dime que pasa todo», pensé.

Mujer, 'tonta' nunca fue un título adecuado para mí! ¡Faltan más adjetivos para la estupidez! Una llamada que duró tres minutos y yo me hice una historia de amor digna de Hollywood, tres minutos y yo ya estaba imaginándonos en Oslo paseando un Husky, tres minutos y ya nos veía en una cabaña por los fiordos hablando de que nunca más volveríamos a dejar que algo nos fragmentara, tres minutos y yo te hacía en mi presente.

Solo querías saber si yo había entrado a tu correo electrónico, puesto que alguien había cambiado la contraseña.

Cariño, yo quisiera saber: ¿qué clave le pusiste a mi corazón que no puedo entrar a borrar tus recuerdos?

Cartas que nunca llegaron Where stories live. Discover now