Me siento vacía, el problema de estar así es que me queda un montón de espacio de donde surgen más y más palabras para escribir.
Miro la fecha y me da vergüenza pensar en que ni un solo día he dejado de pensarte y hablarte, aunque no me escuches.
Si me hubiera comido el orgullo ese día y hubiera ido tras de ti... ¿La historia hubiera cambiado?
Perdón, pero no dejo de pensar en miles de alterna- tivas que pude tomar ese día y no solo aceptar el adiós
como salida. ¿Crees que todo pase por algo? Porque pude haber ido tras de ti, como esas películas de los ochentas donde alguien corre a detener al otro justo antes de abordar el avión. Quizás eso esperabas y ahora me detestas por no hacerlo y dejarte correr sin quien te atrapara por la espalda.
Manía la mía de siempre querer justificarte.
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Cartas que nunca llegaron
Romantizmlibro de gilraen eärfalas el libro no es mío todos los derechos reservados a la autora