Capítulo 34 ; "Tú, yo, unos abrazos, piénsalo"

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Sus labios entreabiertos rozaron los de él, y de inmediato empezó a sentir que le faltaba la respiración, pero de una manera fascinante. La había besado tanto que estaba seguro que esos labios eran los únicos que quería probar durante toda su vida, o por lo menos, durante el tiempo que durara su existencia. 

El más dulce de los besos puede cambiar el más amargo de los días.

-Créeme que me encantaría hablar contigo y decirte las cosas de una manera distinta. Pero no puedo. Es difícil buscar palabras cuando solamente lo que quiero es abrazarte y quedarme en silencio al lado tuyo, después de tanto tiempo. -pausó. -Tú, yo, unos abrazos, piénsalo. -le pidió guiñando un ojo. 

Ella lanzó una carcajada, escondiendo su cara en el hueco de su cuello. 

-Cariño... -susurró él. 

Ella levantó la cabeza, observándolo. 

-¿Qué pasa? -preguntó, entrecerrando los ojos. 

-Nada. -se encogió de hombros. -Es bonito volver a llamarte así. -anunció, sonriente. 

Dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. 

Él la tenía, la perdió y se arrepintió. Supo de inmediato lo valioso que era ella para él. 

Ella sonrió dulcemente, y posó nuevamente sus brazos tras su nuca para acercar sus labios a los de ella, quién los recibió con adoración, con morriña de sus labios, nadie era comparable con lo que él podía provocar sobre ella. El beso aumentó con intensidad batallando sus lenguas, ambos gimieron, satisfactoriamente, por la sensación de sentir sus lenguas entrelazadas, después de tanto tiempo sin hacerlo. 

Justin agarró sus caderas y dirigió su cuerpo dentro de la casa, con pasos lentos, para más facilidad. La puerta se cerró con un sonido bajo. Justin sintió su aliento cálido y cautivador a dos centímetros de su boca, al momento de separarse para coger una ligera respiración. Su boca húmeda y sensual le incitaba a más, a pecar. 

Eran de esos besos que se dan en la boca y se sienten entre las piernas. 

Justin se agachó sin interrumpir el beso y consiguió cogerla en sus brazos, sin ejercer alguna fuerza alguna, empezó a dar pequeños pasos hasta llegar a los peldaños de escalera, y poco a poco comenzó a subir las escaleras evitando golpes u caídas innecesarias. 

Poco tiempo después, ella estaba de pie enfrente de él, a un lado de la habitación. Observando sus movimientos desde su punto de mira. Sonrió al ver como se deshacía de su chaqueta junto a su camiseta y las dejó sobre el piso, descuidadas, sin importancia. 

-No te reemplazaría por nadie. -susurró sobre sus labios. 

Las manos de Justin halló el cinturón de la bata que llevaba puesta y la deslizó por su hombro, lentamente, sintiendo como el material que la abrigaba se desvanecía alrededor de ella, cayendo sobre sus pies. 

Ella cerró los ojos sintiendo como los besos de Justin bajaron desde su boca hasta llegar sobre su cuello, el cual era su perdición, sentía como comenzaba a succionar la piel expuesta de su cuello con pasión e ansiedad. Segundos después pudo demostrar claramente, que la había marcado con sus rosados y mullidos labios, como muchas veces más había echo, en el pasado. 

ereѕ nυeѕтra {נυѕтιɴ&тú} #Book 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora