Capítulo 11|| Paul/Álvaro

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[Paul]
Me desperté de un salto, emocionado con que fuese domingo por fin. Los domingos en la academia eran nuestro día libre, y más allá de eso, nos dejaban salir de aquellas paredes. Los viernes, por ejemplo, tenías tiempo libre allí dentro ; los sábados nos ponían películas o series.

Aquel domingo lo había planeado desde hacía varias semanas, pero una bola de nervios se instalo en mi estómago al segundo de levantarme de la cama. Pero, gracias a la persona que tenía al lado, se disipo rápidamente.

Álvaro, aún dormido, estaba espanzurrado en el colchón. Sus rizos se posaban en su frente con delicadeza, mientras que sus cejas estaban fruncidas hacia abajo. Aquel gesto junto con el pequeño puchero que tenía, le hacia ver enfadado. Sonreí al verle, aún recordaba la noche anterior, creo que nunca la olvidaría, para ser sincero.

Le acaricié la mejilla con cuidado, pasando tan solo la yema de mis dedos por ella. Él soltó un suspiro e intento darse la vuelta. Me acerqué un poco más al chico antes de hablar, en un leve susurro.

— Alvarito... Va, despierta.

Pase la punta de mi nariz tras su oreja, dejando un ligero beso en su cuello. Sin siquiera verle pude sentir que sonreía. Su mano se hundió en mi pelo, tratando de que me volviese a tumbar con él. Yo negué, riéndome. Álvaro, por supuesto, hablo molesto.

— Paul no te vayas, si no tenemos nada que hacer.

Volví a acercarme a él, para intentar convencerle de que saliese de esa cama.

— Yo me voy a la ducha, Alvarito— me acerque aún más a su oído— Si quieres estar conmigo, ya sabes donde buscarme, Mayo.

Salí de aquella habitación antes de ver el efecto que esq frase había causado en él. Nada más salir, pude escuchar la voz de Bea, estaba hablando con alguien.

— Será sinvergüenza el tío... Ni siquiera somos tan cercanos, dice. Pues menos mal, llegan a serlo y se fusionan en esa cama.

— No te enfades Beita, seguro que lo dijo por ser discreto. —respondió Martin.

— Si no me enfado, es que no entiendo porque no confía en mí para contarlo...

Decidí que ya había escuchado suficiente y pase por su lado, haciéndome el distraído limpiando mis gafas.

— Buenos días, gente.

— Oh, hola Paul.

Parecía avergonzada, supongo que piensa que había escuchado algo. Decidí salir más rápido de allí y meterme en la ducha tras coger mis cosas, para ahorrarle el mal trago.

[Álvaro]

Salí de aquella habitación a regañadientes. Con lo agusto que estaría yo, aún tirado sobre la cama y con cierto rubio teñido a mi lado.

Vi a mi mejor amiga en los lavabos, hablando con Juanjo y Martin. El primero hizo un gesto, señalandome con la cabeza y yo me acerque, dejando un beso en la cabeza de Bea.

— Buenos días, mis amores ¿Cómo estáis?

— Bien, esperándote para desayunar juntos, tardon. — me dijo Juanjo.

— ¿Te quieres vestir o desayunamos ya?—respondió mi amiga abrazándome.

— No, vamos vamos, que hay hambre ya.

Nos pusimos rumbo al comedor, donde tan sólo estaban unos pocos compañeros. De hecho, los de la mesa 1, no estaban. Martin pareció leerme la expresión, porque me contestó.

— Se han ido a desayunar fuera. Y no se que me había dicho Paul que te había dejado en los armarios o algo así.

Di media vuelta, dejando perplejos a mis amigos. Abrí mi armario y encontré una notita sobre la camiseta que le robe a Paul, cuando cogimos confianza las primeras semanas. Leí la nota, con algo más de ilusión e impaciencia de lo esperado.

Those eyes|| OT2023Where stories live. Discover now