Capítulo 7 || Paul

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Salí de la sala tras hablar un rato con las chicas. Tan solo podía pensar en lo rápido que se había ido Álvaro, y en la cara de Rus y Bea tras ello. No entendía porqué se había ido tan rápido, ni porque ellas se miraban de manera tan insistente, como si se hablasen con la mente.

Aún con todas aquellas dudas en la cabeza, le encontré rápidamente en la terraza. Estaba muy bien acompañando y no parecía afectado por nada, cosa que me hizo sentir un alivio inmenso, porque lo menos que quería era llegar a malentendidos con él. Estaba sentado en uno de los sofás de dos plazas, con Lucas y con Alex. Los tres arropados por una manta de cuadros enorme. En otro de los sillones, estaba Naiara. No parecía hacerles mucho caso, de hecho, estaba bastante más centrada en hacerse selfies.

Sonreí al verles y abrí la puerta de la terraza, dispuesto a sentarme con ellos. Con Lucas las cosas seguían estando bien, habíamos hablado de todos los pensamientos negativos que habían pasado por mi cabeza. A su vez, Alex y Naiara estuvieron presentes en dicha conversación, así que me acogieron en ese pequeño y selecto grupo.

Nai sonrió al verme, y acto seguido el resto me miraron. Lucas me saludo con la mano y Alex igual. El único que no hizo un ademan de saludarme fue él. Me fije en que llevaba la capucha puesta, y sus mejillas estaban un tanto rojas, al igual que sus ojos.

La duda se instaló en mi rostro, y Álvaro supo leerla tan bien que se puso sus gafas de sol, fingiendo que nada de lo que yo había visto era real.

Aún con eso, decidí sentarme con ellos. Me coloque un pequeño sillón cerca de la barandilla y me tiré sobre él. Les daba un poco la espalda, pero ahí todo valía, sobretodo por un rayito de sol.

La conversación estuvo sobretodo protagonizada por Alex y Lucas, hasta que ambos y Naiara decidieron irse a ensayar sus canciones. Miré entonces por encima del hombro a Álvaro. Hizo un pequeño gesto con los labios y se arropo de nuevo casi por completo.

Estaba tan cansado de esperar que me levante de mi sitio y me dirigí hacia él, levantando en el proceso la manta. En cuanto estuve a su lado, pude ver la expresión de sorpresa, e incluso algo de enfado. Me senté junto a él, lo más pegado que pude y volví a colocar la manta, que nos tapo de pies a cabeza a ambos.

— ¿Que te pasa? —intento levantarse de allí y quitarse la manta, pero le sujete la mano— Álvaro...

Él suspiro, resignado, antes de hablar.

— Te voy a hacer una pregunta. Y quiero que seas sincero... Lo necesito, ¿de acuerdo?

Asentí, mirando su expresión nerviosa. Parecía buscar las palabras adecuadas en su cabeza. Yo acaricié su mano con cuidado, dejándole claro que podría decir lo que quisiera.

— ¿Te gusta Chiara?

Yo me quedé en blanco unos segundos. No esperaba que la conversación estuviese ligada a aquello, ni mucho menos que aquel chico de rizos, que había sido un pequeño ángel allí dentro para mí, tuviese ¿celos?

— ¿Qué?

— Déjalo, sabía que era una estupidez decirlo...

Se levanto rápidamente, tirando la manta al suelo en el proceso. Cogí su muñeca antes de que se fuera de verdad de aquel sitio y me levanté.

— No, no me gusta, Álvaro. Kiki es mi amiga, desde hace unos años.

Álvaro se giro para mirarme de nuevo. La capucha seguía ceñida a su rostro, y las gafas de antes habían volado junto a la manta instantes atrás. Ahora si que podía ver en aquellos ojos lo que sentía. Sus ojos tenían un sentimiento de duda grabado a fuego. Supe que quería decir algo solo con verle, así que tiré un poco de su mano para que hablase.

— Entonces... ¿la canción de antes...?

— Vale, sí. —suspiré, antes de hablar— La canción es de cuando Kiki me gustaba. Fue al principio, cuando me la presentó Ruslana. Yo no sabía que era lesbiana, y además, solo sé decir las cosas con canciones, por lo que decidí escribir aquello.

Él se sentó, y decidí imitarle.

— Pues es muy bonita. Una pena que acabase así todo aquello. Ahora no tendrás un recuerdo agradable al oírla.

— Las canciones pueden cambiar.

— ¿Qué?

— Me refiero a que la canción que antes te recordaba a alguien, con el tiempo puede pasar a ser de otra persona.

— ¿En serio?

Yo asentí, mirándole. No sé en qué momento nos habíamos echado hacia atrás, o cuando nos habíamos acercado tanto. Nuestras manos seguían entrelazadas, y las respiraciones de ambos eran un batiburrillo mezclado entre el poco espacio existente. Bajé la mirada de sus ojos a su boca varias veces, hasta que su mano acariciando mi mejilla me hizo perder la concentración.

— ¿Y eso que significa entonces, Pablo?

— ¿ Que quieres que signifique, Álvaro?

El tono de ambos había bajado hasta ser solo un leve susurro. No hacía falta más, ya que debido a la cercanía le podía entender a la perfección.

— No lo sé.

— ¿No? —negó levemente con la cabeza— Significa que ahora es tuya.

Me volví a fijar en sus ojos. Estaban brillantes, parecían emocionados y a la vez aterrados. Una mezcla de ambas. No podría juzgarle, porque mi expresión debía de ser similar. Su dedo pulgar pasó rozando mi labio inferior, mientras acariciaba mi mejilla. Solté una pequeña exalación que le hizo sonreír.

Esa sonrisa fue la que me hizo volver a juntar nuestros labios. Como la noche anterior. Mis labios cosquillearon ante la sensación y su mano parecía estar hecha de algodón en aquel instante.

Nos separamos, porque no hacía falta más para saber lo que queríamos decirnos sin palabras. Y casi lo agradecí, porque vi los tonos anaranjados de la tarde sobre su piel, resaltando sus facciones, sus rizos y sus ojos oscuros.

Ninguno dijimos nada más, tan solo volvimos a sentarnos correctamente en el pequeño sofá, arropados y apoyados el uno en el otro.

🤍

Primero que nada, pido perdón por haber tardado tanto.

Ahora sí, espero que os guste mucho. No se sí estoy del todo satisfecha, pero algo es algo. <3

Those eyes|| OT2023Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu