Capítulo 22

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Elaine

Las horas parecen pasar más lento cuando estás aburrida. El profesor se dedica a todo menos a explicar la clase por ejemplo ahora está hablando de alguna aventura que tuvo cuando aun tenía cabello. Me distraigo con un mensaje de Alexander que me pregunta cómo estoy y trato de responder de forma cariñosa. Me quedo viendo tonterías en el teléfono hasta que Sharon me llama.

-Ela muévete.

-¡Voy! 

-Dejame adivinar ¿Matthew?

-Pues no, hoy no me ha escrito, el que si me escribió fue Alexander.

-Obviamente, es viernes y quiere asegurarse de que no vas a irte de fiesta, no soporto sus celos.

-Ya, no quiero hablar de Alexander.

-Está bien no dije nada.

-¿Me llevas a casa? Matthew me trajo en la mañana y no quiero llamar al chófer.

-Creo que no va a ser necesario

-¿Por qué? - Pregunto confundida

Sigo su mirada y encuentro a Matthew recostado de su auto observándome con su mirada pícara que me mueve todo.

 Me despido de mi amiga sin darle oportunidad de preguntar nada y llego hasta el lugar del hombre que me tiene el mundo de cabeza en los últimos meses. Lo saludo con un beso en la mejilla y abre la puerta del copiloto sin mediar palabra. 

Luego de andar por varios minutos me percato de que no vamos en dirección a la mansión

-Escríbele a Helen y dile que vamos a salir con Axel y Sharon para que no se preocupe, ya Axel sabe que hacer - habla por fin y hago lo que me pide - Dile también que no sabes a que hora llegamos.

Asiento y él continúa su marcha observándome cada cierto tiempo aunque yo finjo que no lo noto.

-Puedo saber a dónde me llevas Matt.

-Te habías tardado en preguntar muñequita, siempre tan curiosa.

Me sonríe y acaricia mi cara con su mano derecha. El gesto me causa ternura y le devuelvo la sonrisa.

Mientras avanzamos aprovecho de reproducir música pero cada vez siento que el sueño se apodera de mí y los párpados me pesan cada vez más hasta que no sé más de mi. "Muñequita", escucho la voz de Matt que me llama y me despierto somnolienta.

-¿Llegamos? Pregunto un poco desorientada y con la vista borrosa.

-Sí, ya llegamos. 

Me abre la puerta y aprovecho para ver dónde estamos y la vista majestuosa de la playa al atardecer es lo veo. Sonrío de manera automática porque no se le olvidó que amo la playa a pesar de los años.

-Con eso no puedes caminar en la arena - Comenta observando sandalias de tacón

-No lo olvidaste - Hablo ignorando su comentario anterior.

-¿De qué estás hablando ahora? - Pregunta mirándome como si tuviera un tercer ojo.

-No olvidaste lo mucho que me gusta la playa.

Blanquea los ojos y me ayuda a levantarme pero como lo había previsto los tacones se entierran en la arena.

-Te lo dije, ven acá.

Se impacienta y se agacha a quitarme las sandalias. Su poca paciencia siempre me causa gracia.

-Al menos te viniste en vestido - Comenta al terminar de quitarme las sandalias.

-Créeme que de saber que me traerías a la playa me habría vestido para la ocasión.

-Así no tendría gracia. Mejor vamos.

Comienza a caminar y se detiene para mirarme.

-Por cierto, aquí no hay señal muñequita así que no te molestes en llevar el teléfono.

-¿Llevar? ¿A dónde?

-¡Camina!

Lo sigo y caminamos unos 10 minutos hasta que mis ojos captan una estructura de madera cubierta con sábanas que dan una vista perfecta al mar. Dentro del pequeño refugio hay comida y vino. Esperé cualquier cosa menos esto.

-No me veas con esa cara, es un detalle porque has estado esforzándote en la universidad y quería estar solo contigo y sin la preocupación de que nos vean.

-¡Gracias! Me encanta esto y me encanta pasar tiempo a solas.

Lo abrazo y deposita un beso en mi cabeza. Salimos a caminar y nos detenemos frente a la playa para contemplar el atardecer, los diferentes tonos que se aprecian en el cielo son un espectáculo digno de apreciar . Nuestras manos están unidas y ninguno dice nada. Estos son los momentos que atesoraré por siempre cuando esto llegue a su final.

Suelta mi mano y se aleja, toma algo de la arena y me lo entrega. Observo la estrella de mar y sonrío por la belleza de la misma.

-Sabías que la estrella de mar representa el amor verdadero - Pregunta de la nada y niego con la cabeza - Bueno, eso dicen.

-Explícame.

Suspira y procede a contarme.

-Dicen que un día Poseidón apagó todas las estrellas del cielo y las hizo caer al mar. De esta manera un humilde pescador le pudo obsequiar una a la mujer que amaba frente a un comerciante rico que también la pretendía. Desde ese día se convirtió en una especie de amuleto de amor verdadero.

-Y tu crees que sea real.

-No lo sé Ela nunca lo había pensado - Me mira fijamente y hago lo mismo grabándome cada facción de su rostro queriendo tenerlo siempre para mi, al menos en mi memoria.

Dejo que mis sentimientos y mi deseo me domine y lo beso con todo lo que siento. Me levanta del piso cargándome como una bebé y me lleva al "refugio" en donde nos entregamos una y otra vez sin saciarnos del otro. El deseo es el mismo de la primera vez pero ya no se siente igual, ahora todo es más intenso y no quiero reconocerlo, sin embargo es más que obvio que estoy teniendo sentimientos por Matthew mucho más allá del deseo.

Por un momento quiero que la leyenda sea real, que la estrella si sea un amuleto de amor verdadero y que esto no tenga un fin pero no puedo soñar tanto...


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¡AY ELA! 

ESPERO QUE LES GUSTE AMORES

BESOS 

BY: YANN DELGADO

Secreto (Borrador)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt