Capítulo 4

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Elaine

Alex me trajo a la casa hace un rato y luego de ducharme me visto con algo cómodo. Tocan la puerta y luego de un "adelante" de mi parte veo a Helen pasar con una bandeja en mano la cual contiene mi desayuno.

-¿Sabes donde está Matthew ? - Es extraño que no ha venido a molestarme y no creo que esté en la empresa, hoy es sábado, Helen se queda callada por un rato y debo insistir para que me diga.

-Llegó muy tarde anoche. Creo que salió a tomarse algo. Me preguntó por ti, le dije que te quedarías con Alexander y luego se marchó.

Le afectó. Le afectó que me fuera con Alex. Por eso se fue así. ¡Stop! No. Él salió a divertirse, no todo tiene que ver conmigo.

Helen me acompaña un rato y luego se retira a sus labores. Cómo costumbre, no tengo casi hambre. Así que apenas pruebo la comida. Por más que quiero no pensar en él, parece que invadió mi mente. Por más que no quiera, me gusta la idea de pensar que siente celos de mí.

Voy a verlo. ¿Es mala idea? Sí. Pero desde que llegó parece que mis decisiones no son las más racionales.

Entro a su habitación con sigilo. Creyendo que lo encontraré dormido. Empero, no es así. Veo la camisa que vestía ayer sobre la cama. En el cuello de esta, destaca una mancha roja.

Toda la emoción que sentí antes de desvanece. Estuvo con una mujer y yo ilusa pensando lo que no era.

--Luego dices que soy yo quien no sabe tocar la puerta. ¿Qué haces aquí?

Está de pie observandome desde la puerta del baño. Está medio desnudo. Lo único que lo cubre es una toalla no muy grande. Tengo una vista perfecta de su abdomen muy marcado. Parece un puto Dios.

--¿Quieres que me cubra para hablar? O prefieres quedarte a disfrutar la vista.

Me arden las mejillas de la vergüenza. ¡Cielo santo! Ya no tengo decencia.

--Yo solo...solo vine a decirte que el desayuno está listo.

¿En serio, Elaine? Qué pésima excusa.

A pesar de su cara seria, puedo ver el atisbo de una sonrisa. Le causa gracia mi situación.

No espero que diga nada. Le doy una última mirada a la camisa y él también lo hace. Abre la boca para decir algo, pero parece arrepentirse.

Salgo de ahí con la sensación de que me traicionaron, aunque no sea cierto. No sé puede considerar traición si no hay nada entre nosotros.

Voy al estudio de papá. Siempre que quiero relajarme vengo aquí y tomo un libro de la inmensa biblioteca con lo que contamos. Luego de un rato escucho la voz de Matthew. Me parece que está hablando por teléfono. Mi curiosidad, que es más grande que yo, me lleva a pegar la oreja de la puerta para escuchar mejor.

--No, deja de fastidiar, Axel. No llevo ni una semana aquí. No me he involucrado con nadie.

Hace una pausa que asumo es para escuchar lo que le responde Axel. Sé que ese es el nombre de su amigo y compañero del internado.

--Sí, conocí a alguien anoche. Pero al final no pasó nada.

Inconscientemente sonrío al escuchar la declaración de Matthew. Despego la oreja de la puerta y camino por el estudio como una loca. Siento tranquilidad y angustia al mismo tiempo. Tranquilidad al saber que no estuvo con nadie. Y aunque no tenga lógica, sentir esa tranquilidad me produce angustia, porque la verdad es que todo esto no debería importarme ni un poquito.

La puerta se abre y nuestras ojos se encuentran. Avanza y cierra la puerta tras de sí.

--¿Escuchando conversaciones ajenas?

Secreto (Borrador)Where stories live. Discover now