felipe otaño (ii)

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Muchachos


Ya en el auto ella me preguntó. -¿A dónde vamos?

-A casa, nena, estoy yendo por otro lado para conocer. -Mentí, teníamos dos horas y media de viaje.

-¿Tenes hambre? -Volví a hablar luego de un silencio.

-Si, pero no importa, venís a mi casa y comemos. -Habló ella, no soportaba mentirle.

-Vamos a mc donals, queda de paso. -Cambié de camino para ir a comer.

-¿Seguro? -Preguntó ella.

-Si, linda.

Al rato estábamos en el automc, esperando nuestros pedidos, ella sugirió comer adentro, pero teníamos que estar en una hora exacta en nuestro destino.

Con la bolsa de nuestros pedidos en el auto, seguimos el camino.

-¿Qué comes primero? ¿las papas o la hamburguesa? -Preguntó.

-Las papas. -La mire de reojo mientras sacaba mis papas y me las extendía con unas cuantas servilletas. Ella estaba más cómoda por lo que comía las dos cosas al mismo tiempo.

-Había hambre. -Habló ella, tenía razón, en menos de media hora habíamos comido todo.

-Te debo un asado igual, te ilusione. -La mire de reojo y preste atención por donde estábamos, quedaba una hora de viaje.

-Por lo menos me ilusionaste con el asado y no con otra cosa. -Bromeó ella. Estaba por responder, pero una llamada que sonó en el auto me interrumpió.

-Hola Mía. -Habló su mejor amiga.

-¿Qué pasó? -Contestó, la mire con nervios, su mejor amiga sabía del plan.

-¿Todo bien? ¿estás feliz? ¿cómo pasó? contame todo. -La atormentó de preguntas.

-¿Eh? ¿Con qué? Recién salimos de la cancha. -Contestó ella sin entender.

-Ay, bueno, perdón. -Cortó la llamada su amiga.

-¿Vos entendiste? -Me preguntó.

-No, yo te dije que estaba media loca. -Bromeé recibiendo un golpe en el brazo por parte de ella.

-No seas asi Felipe. -Se rió y agarró mi mano para ponerla en su pierna.

La llamada de su amiga la desconcentró, estaba tan sumida en sus pensamientos que no se dió cuenta que estábamos llegando a la costa.

-Llegamos. -La miré esperando su respuesta.

-No es mi casa esta. -Me miró extrañada.

-Ya lo sé, bájate. -Hizo lo que le pedí y me bajé yo también para agarrar su mano.

-¿Me vas a dejar sola acá tirada? -Bromeó.

-Que buena idea. -Bromeé igual que ella y me saqué las zapatillas quedándome en patas.

-¿Me las tengo que sacar yo también? -Preguntó mientras se las estaba por sacar.

-Si queres no, pero no te las voy a lavar llenas de arena. -Sonreí y cuando ella estuvo en patas nos metimos a la arena.

-¿Por qué estamos acá? -Me preguntó. Ignoré su pregunta y me senté en la arena con ella a mi lado, estábamos abrazados, mirando el hermoso atardecer enfrente nuestro. -No ignores mi pregunta. -Volvió hablar después del silencio.

-Bien, Mía. -La mire sin dejarla de abrazar y saqué de mi bolsillo un sobre. -Toma. -Se lo extendí y ella lo abrió. Eran dos pulseras de tela, sabía que ella las amaba, tenia muchas y cada una tenía un significado para ella. Saber que iba a tener una nueva con un significado de nosotros, me emocionaba.

-¿Es una para cada uno? -Preguntó mientras notaba la emoción en la cara de los dos.

-En realidad, es para que seas mi novia. -Estaba nervioso, aunque lleváramos mucho tiempo saliendo, podría terminar mal.

-Obvio que quiero. -Se tiró encima mío a besarme, cayéndonos en la arena. -Te amo.

-Yo más. -La volví a besar para poner las pulseras en el brazo izquierdo de cada uno.

-Ya entendí lo que me dijo mi amiga, ¿planeaste todo vos? -Me preguntó estando encima mío.

-Si, hace meses que lo vengo planeando. -La volví a besar.

-Dios, encima no me di cuenta. -Rió y seguimos abrazados en la playa hasta que llegó la noche.

-¿Nos vamos? -Pregunté, ella estaba a mi lado recostada en mi hombro.

-Mmm, un ratito más. -Contestó ella.

One shots [La sociedad de la nieve]Where stories live. Discover now