felipe otaño (i)

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Muchachos


blas🔥

hoy lo hago
es el día

suerte hermano

Hoy era el día, llevaba un año saliendo con la chica que me gustaba, planeando la mejor propuesta para pedirle ser mi novia. Pasaron varias ideas por mi mente, una noche de películas, una cena en su restaurante favorito, en las montañas, un picnic o simplemente estar acostados. Pero hablando con Blas hace unos meses, se me ocurrió la idea de hoy. Esperando que todo salga bien.

Me desperté temprano por los nervios, a las once de la mañana tendría que ir a buscar a mi chica, le había contado que íbamos a la casa de unos amigos míos a ver el partido de la selección y ella aceptó gustosa. Siempre que podía la intentaba incluir con mis amigos aunque no fuéramos novios. Desayuné como pude y me preparé con toda la emoción. Me puse la remera de Argentina con las tres estrellas, un pantalón negro, zapatillas blancas y la gorra que a ella tanto le encantaba.

Estando en la cuadra de su casa esperé a que se suba el auto. Estaba vestida igual que yo, pero con un short y sin la gorra, como si lo hubiésemos planeado.

-Hola, lindo. -Me saludó ella para darme un beso.

Correspondí el beso. -Hola, nena. -Sonreí y emprendí viaje en el camino tan conocido.

-Pongo música eh. -Habló conectando el bluetooth al auto. Era costumbre que en mi auto sonara la música de ella.

Llevábamos ya una hora de viaje, se pasó rápido cantando y haciendo chistes entre nosotros, en serio esperaba que termine de lo mejor este día. Me desconcentró de mis pensamientos su voz.

-¿A dónde estamos yendo? No me acuerdo que ningún amigo tuyo viva por acá. -Me miró extrañada.

-¿En Núñez? Vive Blas, ¿no te acordas? -Pregunté poniendo mi mano en su pierna dando leves caricias. Sabía que era media olvidadiza y me jugaba a favor en estos momentos.

-Ah, no, no me acordaba. -Me dio la razón a lo que pensé y seguimos lo que quedaba de camino cantando.

Estacioné en el estacionamiento de un supermercado y le indiqué que se baje.

-¿Qué hacemos acá? -Preguntó ella y buscó mi mano para entrelazarla.

-Vinimos a comprar algo, quédate tranqui. -La acerqué más a mí y le envié un mensaje a Blas "Llegando". Sonreí instantáneamente al enviar ese mensaje y eso no pasó desapercibido por la rubia a mi lado.

-¿Qué sonreís tanto? -Preguntó intentando ver mi celular, rápidamente lo guardé y le contesté.

-Nada, Blas me dijo que estaba haciendo un asado.

Respondí a su pregunta y empezamos a caminar en silencio, escuchábamos los gritos de las demás personas debido al furor de lo cerca que estábamos del Monumental. Llevaba de un lado a otro a mi acompañante, esquivando a las personas, pero siempre agarrado de su mano.

-Me parece que acá no es el supermercado. -Bromeó ella mirando a la cancha más linda de todas mientras que yo miraba a la chica más linda de todas.

-No me perdí, ¿sabes las veces que vine acá? -La mire y tironee de ella para que siguiera caminando a mi lado.

-Viniste a ver perder seguro. -Ahí estaba, la bostera de la que me había enamorado hace un año.

Recuerdo todo exactamente, había ido con Blas a ver el superclásico, River - Boca. Después del primer tiempo con burlas a Boca, silbidos a los jugadores y con varios tiros al arco sin resultado, llegó el entre tiempo, nos sentamos a descansar en nuestros asientos y venía prestando atención a la chica que tenía a mi lado, no hablaba, solo la escuchaba reírse con su amiga, se movía, saltaba, pero nunca cantaba una canción de River, aunque sea tu primera vez en la cancha o no te sepas las canciones, algo cantas. Al inicio del segundo tiempo, recuerdo el gol de Boca a la perfección, golazo de Benedetto. Doy la vuelta a confirmar lo que estaba pensando y ella estaba con una sonrisa, burlando a su amiga, con la misma sonrisa con la que hoy me burla. Cuando River parecía no remontar el partido y al contrario, ir decayendo, me decidí por darme la vuelta y tocarle el hombro.
Recuerdo sus palabras, todo a la perfección.

-¿Me tocaste el hombro? -Preguntó ella.

-Si, ¿qué hace una bostera en el Monumental? -Pregunté en un susurro, si alguien más escuchaba, podría haber terminado terrible.

-Viendo a mi equipo ganar, ¿Por? -Sonrió con la misma sonrisa con la que burlaba a su amiga, me estaba burlando a mi.

-Veamos si la próxima vez que jueguen lo vas a ver ganar. -Sonreí siguiéndole el juego. -Pásame tu Instagram y vemos la próxima.

-Me llamo Mía, por las dudas.

Hizo lo que le pedí y nos volvimos a ver la próxima vez que jugaron, esta vez era más serio, no era un partido de La Liga Profesional, era un partido por octavos de final. Terminó en un empate yendo a penales con la victoria de Boca.

Me sacó de mis pensamientos un apretón en mi mano. -No lo puedo creer.

-¿Qué cosa? -Le pregunté mientras subíamos las escaleras ya dentro de la cancha.

-Me trajiste hasta acá, me mentiste diciéndome que íbamos de Blas, me ilusionaste que íbamos a comer asado y estás cumpliendo mi sueño de chiquita.

-¿Tu sueño de chiquita es ver a Argentina? -Pregunté mientras nos ubicábamos.

-No, ese ya se cumplió, mi sueño era ver un Argentina contra Brasil. -Se tiró en mis brazos y me besó.

-Que bueno, amor. -La volví a besar. El día cada vez iba mejor, todo venía saliendo bien.

El ambiente del Monumental era increíble, aunque venga cada domingo a ver a River, venir a ver a Argentina era otro extremo, una locura. La energía de los hinchas nos fascinaba a ambos, estábamos emocionados por ver el partido, hacía mucho que no se enfrentaban.
Al estar los jugadores en el campo, se cantaron los himnos con mucho respeto y el partido comenzó. Fue intenso desde un principio, ambas selecciones estaban en un gran nivel, pero con una jugada rápida y emocionante, Julián Álvarez logró anotar el primer gol para Argentina. Todo el estadio estalló en alegría y con Mía nos encontramos en un beso con emoción, estábamos en un gran ambiente.

Al empezar el segundo tiempo Brasil contraatacó y llegó el gol del empate de Richarlison, esto volvió el partido más intenso, con ambos equipos buscando la victoria. Finalmente, en el minuto ochenta y nueve, a un minuto que termine el partido marcan un tiro libre para Messi. Estábamos todos expectantes a la situación, Lionel hizo lo que siempre supo hacer, marcar golazos y llevar alegría a cada casa.

Al terminar el partido con la victoria de nuestro lado, nos sacamos fotos, recuerdos de un día que venía siendo maravilloso. A medida que la cancha se iba vaciando y llenando las calles cerca del Monumental nosotros íbamos llegando al auto, en camino a nuestro próximo destino.

One shots [La sociedad de la nieve]Where stories live. Discover now