felipe otaño (i)

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Loco (tu forma de ser)

Antonella entró al bar agarrada del brazo de su amigo, Matías Recalt. Su amistad era duradera, se conocieron en la primaria y desde entonces son inseparables. En los momentos en que Malena no acompañaba a Matías en el rodaje de la sociedad de la nieve o en las galas, ella tomaba su lugar. Le encantaba ser amiga de Matías.

Estaban en un bar argentino, donde Juani Caruso propuso encontrarse con los demás actores del nuevo éxito. Querían celebrar y no perder la amistad que se formó en el rodaje.

-Reina, ¿cómo estás? Tanto tiempo. -Juani fue el primero en saludar a la colorada.

-Juani, todo bien, ¿vos? -Se abrazaron efusivamente.

-Mira, te voy a presentar a todos ya que tu mal acompañante no lo hace. -Matías le dió una mala mirada para ir a saludar a los demás. -Él es Blas Polidori. -Me señaló a un chico demasiado alto con rulos. Lo saludé con un beso en el cachete y seguí el camino de Caruso.
-Él es Matías Recalt, seguramente ya lo conozcas, es un tarado. -Susurró lo último y me reí. Siempre había risas con él.

-El tarado te sirvió una copa de vino. -Matías me entregaba la copa de su mano. Le sonreí en agradecimiento y tomé un sorbo. 

-Veni, sigamos. -Juani iba a volver hablar, pero choqué con alguien tirándole encima el vino restante de mi copa. -Mierda.

-Ay, la puta madre, perdón posta, no te vi. -Me disculpé mientras dejaba la copa vacía en la mesa de los chicos y lo miraba.

Juani volvió hablar. -Bueno, Él es Felipe Otaño, ya lo conociste bien y ella es Antonella. -Se alejó mientras reía.

No sabía que hacer con su camisa, justo hoy se tenía que poner blanco.

-Quedate tranquila. -Su voz me sacó de mis pensamientos. -Tengo otra camisa en el auto.

-¿Seguro? Me la llevo a mi casa y te la lavo. No tengo problema.

-Tranquila Anto, acompáñame al auto y listo. No te hagas drama. -Sonrió y pasó sus brazos por mis hombros para guiarme.

Dejó el auto a dos cuadras y en ese camino nos conocimos más, por suerte no era de esos chicos que se enojaban por su camisa, para él era una nueva camisa manchada pero una nueva amiga.

-Así que, ¿sos egoísta y te gusta estar sola? -Preguntó Felipe.

-Aja, si. Me gusta tener mi espacio sola, pero no es que no tengo amigos. -Reí mientras él abría el baúl del auto.

-Te entiendo, me gusta, a mi también me gusta estar solo. -Sonrió mientras desabrochaba los botones de su camisa. Mentiría si no viera de reojo sus abdominales marcados, pero no era el momento de pensar en eso. Sacó su camisa y abrió una bolsa con más camisas.

-¿Por qué tenes bolsas con más camisas? -Me atreví a preguntar.

-Por si alguna tonta me tiraba vino en la camisa. -Rió bromeando. -No tenía camisas y pasé a comprar antes de venir. -Eligió una negra, que combinaba con sus pantalones negros. -Para que no vuelva a pasar. -Bromeó mientras abrochaba los botones de su camisa.

-Quedate tranquilo, no va a volver a pasar.

Seguimos conociéndonos en el camino de vuelta. Cada vez pasaba más rápido la hora mientras nosotros bailábamos. Conocí a varios por mi cuenta después de que Juani me dejara sola con Felipe, me presenté con todos y fui tomando más confianza. En este momento estaba bailando con Blas, era un chico con gran sentido del humor, bailábamos a nuestro ritmo.

-¿Nos vamos a sentar un rato? Estoy cansado y me quedé sin cerveza. -Asentí, yo también me quedé sin vino y tenía sed. Lo seguí a la mesa de nuestros amigos, casi nadie estaba cansado pero si en pedo.

-Veni, sentate conmigo. -Felipe señaló la silla a su lado, le hice caso y sentí cómo pasó su brazo por mi hombro atrayéndome a él.

Vi que había una copa de vino llena y al verla sin dueño, la tomé.

-Loquita, es mi copa de vino. -Susurró Felipe en mi oído.

-¿Algún problema? -Sonreí mientras seguía tomando.

-Que egoísta que sos, me gusta. -Cada vez se acercaba más a mi, dejé la copa de vino en la mesa y lo miré. Intento besarme, pero le esquivé la cara y su beso sonó en mi cachete.

-Qué rápido, Feli. -Lo burlé y volví a tomar la copa de vino. -Para la próxima. -Sonreí.

-Chicos. -La voz de Juani nos interrumpió. -Nos vamos todos, ya está por cerrar. -Eran las siete de la mañana, pero no había amanecido al ser una noche de invierno.

Al salir del bar, una brisa de viento impactó en mi cara y, debido al alcohol, me reí. Estábamos iluminados por la luz de las estrellas y la luna.

-Vamos, Anto. -Matías cortó mi risa agarrándome del brazo.

-Pera, Mati. -No supimos en qué momento Felipe corrió las dos cuadras a su auto y volvió. Me extendió su camisa manchada. -¿Me la lavarías, por favor? Cuando la tengas, la paso a buscar por tu casa.

-Esta bien Felipe, cuando la tenga te aviso. -Sonreí y lo abracé en forma de saludo. -Para la próxima. -Sonreí. Sabía que tramaba, le rechacé el beso y él sabía que tenía otra oportunidad al verme por la camisa.

One shots [La sociedad de la nieve]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora