— Vale, no digas eso. — regañó su hermana.

— Tú ni pareces que te cuidaban monjas, ¿no te ponían a rezar o algo así?

— La hermana Letty no nos cuidaba. — respondió bebiendo leche. — Ella se iba con el lechero cuando rezabamos o teníamos que leer la biblia, ella se ponía a gritarle a Diosito creo.

Valentina se quedó pensativa, preté los labios divertida y María José volteó para verme con ojos grandes.

— En fin, en ese tiempo no hacíamos nada y solo jugábamos ahorcado con los otros niños para después apostar quién se quedaba con su comida o trozo de pan.

Se encogió de hombros.

— La hermana Letty es toda una devota del señor.

— Daniela. — dijo Poché con mirada amenazante, reí.

— ¿Qué? Es verdad.

Ella negó sacando los platos, mientras se escuchaba la puerta, Valentina salía corriendo hacia la puerta gritando: ¡¿quién es?! Para abrir la puerta al oír la voz de mamá.

Poché aparecía con el desayuno emplatado para dejarlo en la mesa, me acerqué empezando a comer los huevos revueltos con pan tostado y tocino.

— Buen día, chiqui.

Mama dejó un beso en mi cabeza saludando, terminé de tragar la comida en mi boca.

— Buen día, ma. — respondí.

Observé cómo mamá se acercaba a Poché para darle un abrazo cómo todas las mañanas. Dejó su bolso a un lado para hacernos plática, terminamos de desayunar y para mí fue un buen momento para darle la noticia.

— Mamá. — ella enfocó su vista en mí. — Ayer hablé con Poché sobre esto, así que te lo diré a ti porque sé que vas a dar la noticia a todos.

— ¿Ves? Me tiene cómo chismosa. — se quejó con Poché, rodé los ojos. — Yo solo aviso lo importante.

— El punto es que quiero operarme.

Silencio.

Alcé una ceja viendo a mamá estática, observó a María José rápidamente para luego verme a mí.

— ¿Hablas en serio?— cuestionó.

— No estaría diciéndolo de no ser así. — respondí obvia.

— Muy bien.

Mamá sonrió radiante y asintió.

Luego de dar la noticia, empezó a hablar sobre cómo debíamos ponernos de acuerdo para ir al doctor y ver qué procedía con todo.

Dejamos de hablar del tema cuando Poché se acercó a Valentina para despedirse de ella, luego se acercó a mí con media sonrisa.

— Voy al trabajo. — avisó poniéndose de cuclillas. — Vendré en la noche, pero-

— Si necesito algo te llamo. Estaré bien. — la interrumpí. — Espero el día se vaya pronto para verte.

Ella sonrió.

— Haré mi esfuerzo. — prometió.

Se erguio de nuevo sin quitar su mirada de mí, iba a avanzar, pero se retractó para inclinarse un poco, tomar mi barbilla y dejar un beso fugaz en mis labios.

— Ten buen día, mi ángel. — musitó con una sonrisa.

Salió por la puerta dejándome con las mejillas calientes, el corazón acelerado y una sonrisa en mi rostro que seguramente nada la iba a borrar.

Indeleble || TerminadaWhere stories live. Discover now