Capítulo 24

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Calle.

El pequeño rayo que se colocaba por la ventana me hizo salir de mi sueño.

Abrí los ojos por completo encontrándome con el color del techo llenando mi visión, sin embargo lo dormido de mi brazo me hizo apartar la vista y ver qué podía pasar con mi brazo.

Todo malestar se fue al ver el rostro de Poché a mi lado.

Ella tenía recostada su cabeza en mi brazo, sus piernas estaban un poco encogidas al estar en posición fetal, mientras uno de sus brazos se posaba en mi abdomen.

Usando la fuerza de mi brazo dormido, la acerqué más a mi con suavidad para colocarla en mi pecho, ella soltó un bajo quejido para acurrucarse en mí y seguir durmiendo.

Aquello me hizo sonreír.

Ella era preciosa durmiendo, me preguntaba cómo es que no había disfrutado esta vista antes a pesar de estar casadas, ¿la respuesta? Nuestra lejanía desde el día de la boda y el cómo quise protegerla de quién aquél entonces no sabía quién era, pero ahora que sabía que el amenazante se trataba de Ander, mi estómago se revolvía.

El contemplar la idea de que él estaba tan cerca y pudo haberle hecho daño a Poché, me daba un miedo profundo, un sinfín de emociones que no tenían siquiera un desenlace.

Sin embargo, prefería esto, prefería ser yo la afectada que ella, jamás me perdonaría que le hicieran daño, aunque Ander se haya salido con la suya dejándome cómo un...

Suspiré.

Acaricié el rostro de Poché con mi dedo índice, mi pecho inundándose con un calor agradable que solo ella podría provocar.

Sus movimientos me avisaron que estaba a punto de despertar, esperé y cuando sus ojos se abrieron viendo a su alrededor, su vista se enfocó en mí para esbozar una pequeña sonrisa que delató sus mejillas coloradas.

— Buenos días. — susurró.

Hizo el amague de salir de la cama, pero la detuve al apretar el brazo que envolvía su cintura, la pegué a mi cuerpo hasta que su nariz rozó la mía.

Alcé una ceja cuando la vi cubrir su boca con una de sus manos.

— ¿Qué haces?— mencioné burlona.

— Mi aliento huele mal, déjame ir para cepillarme los dientes.

Eché la cabeza hacia atrás soltando una risotada.

— ¿Te preocupa eso? ¿En serio?

Ella rodó los ojos sin quitar su mano.

— Claro que sí, no hemos estado así hum...— se calló pensando. — Nunca.

— No me importa, es algo que puede pasar de ahora en adelante.

— Eso no tiene validez para mí.

De nuevo intentó salir de mis brazos, pero no lo permití consiguiendo quitar su mano para tomar su barbilla y estampar un corto beso en su boca.

Poché me vio con ojos grandes haciéndome reír.

— Buen día, cariño. — saludé sonriente. — ¿Dormiste bien o también te preocupó eso?

— Boba. — se quejó. — Y dormí bien, aunque roncas un poco.

— Yo no ronco.

— Solo un poco... quizás.

Sonrió divertida y esta vez fui yo la que rodó los ojos, por un momento la vi vacilar.

— ¿Quieres decirme algo?

Indeleble || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora