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Taehyung contempló al frente, tomó el té que le habían ofrecido en aquella tarde. La consorte viuda del emperador le ofreció una sonrisa, el castaño se la respondió, nervioso. El ambiente no era para nada favorecedor y había llegado el dia en que ella le había hecho la invitación. La doncella de aquella mujer, se mantenía a lo lejos, esperando alguna orden de su señora.

Entonces la consorte decidió romper aquel incómodo silencio.

—Gracias por aceptar mi té de la tarde, no habíamos tenido el placer de conocernos bien, aunque me imagino que ya sabes quien soy.

—Lo sé, señora—afirmó aquel hombre ofreciendo una media sonrisa.

—De seguro haz escuchado cosas no muy favorables de mí, no te preocupes, no soy tan mala como dicen que soy.

—No hago oído a los rumores, siempre espero hacer mi propia convicción de la persona.

Ella no pudo evitar sonreír con dulzura.

—Se que lo que te pediré te puede sacar de sorpresa...¿Me dejarías ver el collar que cargas?

Kim Taehyung carraspeó, entró su mano debajo de la camisa, sacando aquel pequeño reliquiario y lo quitó, se lo entregó a ella, quien lo tomó con sus manos temblorosas, cuando lo abrió, sus ojos se abrieron en par al ver la foto de su hermana, la esquina de sus ojos se llenaron de lágrimas.

«Un grito desgarrador se escuchó por uno de los pasillos de aquel castillo. La Reina consorte contempló al frente a la enfermera, la cual sostuvo al pequeño bebé que acaba de nacer. Su hermana menor le contempló con suma preocupación.

—Felicidades su alteza la emperatriz, es un varón sano—habló aquella enfermera.

—Hermana—llamó la Reina y extendió sus brazos en dirección de la otra, la nombrada se le acercó, tomando las manos de la mayor—, lleva a este niño lejos de aquí.

Una de las mujeres se acercó con una sábana y el cuerpo de un niño muerto que había logrado conseguir. La Reina tomó el cuerpo sin vida y contempló entre lágrimas el cuerpo de su propio que era llevado por la enfermera y escapaba por una de las puertas.

—¡Atención, su majestad el emperador y la Consorte Imperial!

La hermana de la emperatriz cerró la puerta detrás suyo y aquella mujer empezó a escabullirse en los pasillos secretos del palacio.

El emperador ingresó y contempló a su esposa, la consorte Imperial se asomó por igual con una sonrisa, mientras dejaba a la vista un vientre de nueve meses de embarazo. La Emperatriz dejó caer varias lágrimas, sosteniendo el cuerpo sin vida de aquel desconocido bebé, lloraba por el hecho de no poder abrazar a su pequeño y tenía que separarse de él para que viviera, ya que sabía que la nueva amante de su esposo buscaba poner a su propio hijo sobre el trono. Su hijo podría tener una vida normal afuera de aquellos muros del palacio.

—Lo siento, emperador—habló aquella enfermera con sumo nervios—, el niño...no sobrevivió.

El emperador contempló a la emperatriz, con furia.

—¡No pudiste dar a luz a un niño sano! ¡Eres la culpable de que haya nacido muerto.

La Consorte Imperial solo ensanchó más su sonrisa y pegó su pronunciado pecho sobre aquel emperador.

—¡Amor, no te pongas alterado! sabes muy bien que la salud de la Emperatriz había sido mala desde un principio ¡no la culpes!

—¡Guardias!—gritó aquel hombre, unos soldados ingresaron—, la emperatriz quedará encerrada en su cuarto por haber fallado en darle un hijo vivo al emperador, y los demás que ayudaron en el parto, morirán.

Vmin|| Saudé.Where stories live. Discover now