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Cómo el alba al amanecer, los suaves rayos del sol poco a poco emanaba por aquella ventana, el castillo era bañado con el temprano resplandor matutino. El personal volvía a sus quehaceres diarios, desde tempranas horas todos andaban activos, tan solo un joven chico aún reposaba sobre aquel suave colchón, envuelto en la calidez de sus mantas, olvidaba todo a su alrededor, todo incluso sus propias responsabilidades.

El dormía tan plácido y sereno, no había quién pudiera molestarlo, no hasta qué llegará la visita de su nemesis a fastidiar su calma.

Una fría brisa entró por aquel ventanal, qué hace un par de momentos atrás se encontraba cerrada, la frialdad del ambiente llegó a ser muy notoria para aquel qué reposaba, muy enojado abrió sus párpados con pesadez y maldijo al aire por grotesco clima. Tan solo alzar su mirada pudo notar a alguien al costado de aquella vitrina, era su mejor amigo quién llegó a acabar con su calma.

── Oye Ness, ¿qué te sucede?

── ¿No crees qué ya es muy tarde para ti? Mira el sol, ya está saliendo por completo y tú aún sigues en cama. Debe de darte vergüenza.

── No vengas a molestarme, soy solo el príncipe y quién sabe si llegué a pasar de ese rango. ── con notable molestia, el rubio envolvía su cuerpo entre aquellas sábanas, aguardando el poco calor qué le quedaba

── ¿No te parece ir a darle el desayuno? O incluso, ¿qué tengan su cita romántica con los rayos del sol? ── en su voz, era notoria la burla dirigida hacia el mayor, él sólo quería qué se levantará

── ¡Yoichi! Ness, eres un tonto.

Tan solo mencionar a la otra presencia, se puso de pie y corriendo tras una puerta, se dispuso a darse una cálida ducha, asearse para luego arreglarse e ir a ver a su amado, era lo qué más podía llegar a gustarle. Sentirse elegante solo para él.

Alexis fue espectador de aquella prisa qué el heredero cargaba, pues ni tan siquiera pudo esperar de alguna criada para qué le ayudase a su aseada, sintió el alivio recorrer por su cuerpo al notar el inmenso amor qué el rubio poseía en aquel bello joven. Tardó algunos minutos en darse cuenta del insulto hacía él, parpadeó unos momentos, para luego qué de su boca salieran muchas groserías dirigidas hacía su amigo.

── ¡Eres tan grosero! Mal príncipe, despreocupado. ── insultaba e insultaba al aire, esperanzado en ser escuchado

El heredero estuvo lavando su cuerpo un par de largos minutos, eran de esas pocas veces en las qué él lo hacía completamente solo. Tras salir de aquella habitación y volver a la suya, pudo notar al castaño sentado en el borde de su cama, sumergido en sus profundos pensamientos, cuestionando se un poco acerca de lo qué podría estar pensando. Se acercó sin problema alguno, era claro qué aquella cabeza echaba a volar en imaginación y qué en tierra actualmente no estaba.

Suspiró y mirando con extrañeza a su cómplice, soltó aquella pregunta qué cruzo por su cabeza.

── ¿Qué sucede Alexis? ¿Qué te trae tan... distraído?

La reacción del hechicero fue única; al estar tan ensimismado en su mente, perdió total noción de la realidad y aquel suave llamado lo alertó en gran manera, soltó un grito del susto y miró con el ceño fruncido a aquel grosero qué le asustó.

El vidente insulto al rubio e inmediato desvío su mirada, con un movimiento de su cabeza negó un par de veces a aquella pregunta, no sabia responderla con exactitud, pero aquella mirada le ordenaba a qué hablara. No tuvo elección.

Suspirando, miró al suelo y su voz sonando cómo un suave hilo, comentó sobre su reacción: ── No lo sé, pero siento qué algo no anda bien. Mi estómago duele y mi intuición me dice qué algo malo a pasado.

ᶠʳⁱᵒ ᶜᵒʳᵃᶻᵒⁿ ⸙ 𝑫𝑬𝑳 𝑫𝑬𝑴𝑶𝑵𝑰𝑶  「𝙺𝙰𝙸𝚂𝙰𝙶𝙸」Where stories live. Discover now