Capítulo 4: LA DECISIÓN

20 1 0
                                    


Benny entró a grandes zancadas y cerró la puerta con un fuerte estruendo. Se sentó en su cama, cubriéndose la cara con las manos e inclinando su cuerpo hacia adelante. No iba a llorar. Había derramado demasiadas lágrimas por situaciones como estas desde hacía varios años, y no quería darle la satisfacción a su padre.

En ese momento, la luz del pasillo lo iluminó y el chico levantó la vista tan solo para ver a Valeria asomándose hacia cuarto. No necesitó permiso para entrar. Ella fue hacia él y se sentó a su lado, rodeándolo con brazo y atrayéndolo hacia su hombro.

—Había sido un día tan perfecto —comentó Benny mirando al vacío.

—No tiene porqué tratarte así —dijo la chica entre dientes—. Él no es tu padre real. —Luego, empezó a hablar entrecortada, como si las siguientes palabras fuera más difíciles de lo que pensaba—. Si quieres, me desharé de él.

—No —dijo casi al instante y apretó su mano—. No Val, no vale la pena.

Valeria asintió.

—De acuerdo.

—De todos modos, no importa —dijo Benny encogiéndose de hombros—. Que me trate bien ya sería un milagro.

—No Benny —dijo Valeria levantándose de un salto y colocándose delante de él—. No actúes como si no te importara. Ese hombre no tiene derecho a decir todas esas cosas de ti.

Los pechos de Valeria subían y bajaban a gran velocidad, su piel se volvió pálida y lechosa, con las venas enmarcándose de un color azul oscuro. Sus ojos se volvieron rojos y brillantes, y los colmillos emergieron de sus labios.

—No me importa si es tu padre o no —rugió la vampiresa mientras se inclinaba sobre Benny—. Si vuelve a hablarte de esa manera lo degollaré.

—Val...

Era como si ella no se hubiera dado cuenta.

—¡Lo haré y no podrás detenerme!

—¡Val!

Valeria se reincorporó, mirándolo desde lo alto como si fuera un insecto y ella una diosa. Él tragó saliva y se levantó hasta alcanzar sus hombros, extendió sus manos hacia ella y le acarició las mejillas. Su piel se sentía fría y estaba tiesa como un cadáver.

—Valeria —dijo Benny con un nudo en la garganta—. Por favor, ya hablamos de esto.

La vampiresa no respondió.

—¿Val? —jadeó Benny mientras la mirada.

Jamás había visto a Valeria tan enojada, ni cuando vinieron sus hermanos por ella, y no estaba seguro de cuál sería el mejor plan de acción. Estaba considerando la idea de salir corriendo, pero sabía que ella lo atraparía antes de que llegara a la puerta. La otra opción era, simplemente, apelar al hecho de que ella lo amaba más que a nada en el mundo.

De pronto, ella se abalanzó sobre él. Benny no tuvo tiempo de responder y cerró los ojos esperando el violento desgarre de su piel y la inserción de sus colmillos, pero tan solo sintió como sus brazos lo rodeaban. Valeria lo estaba abrazando, cerrando los ojos y ronroneando como un animal salvaje recientemente apaciguado.

—Perdón Benny...

Benny soltó un suspiro.

—No te voy a lastimar —dijo ella agitada.

—Lo sé —dijo Benny.

—Sentí tu miedo, Benny —dijo ella y apartó la cabeza para mirarlo a los ojos—. Sé que planeabas salir corriendo, pero no es tu culpa, es mía. No sabes cuánto me enoja la forma en la que ese hijo de perra de trata.

BENNY WILLIAMS: EL REINO DE LA NOCHEWhere stories live. Discover now