-yeoseot

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-Ush, que dolor- Se quejó el pelirrojo abriendo sus ojos con pesadez mientras sujetaba su cabeza, solo podía enfocar unas claras tonalidades frias, arboles oscuros, un cielo gris con ligeros toques de celeste y una tierra humeda de un marrón oscuro. Todo parecía un filtro de color, como si solo pudiese ver los colores frios o azules.

Imagino muchas cosas, pero nunca un mundo así de contrario al suyo.

Con dificultad levantó su cuerpo, notando como su rosada camisa se había manchado con un poco de barro ¿Había estado lloviendo? Pues eso explicaría minimamente porque el cabello de Hanbin estaba algo humedo. Camino unos cuantos metros hasta que los arboles se acababan y dejaban a la vista una carretera, no sabía bien a donde ir exactamente, pero independiente a eso... no sabía si porque no era su mundo o porque alguien no lo quería ahí, pero sentia una penetrante mirada en su espalda, al voltear a todas partes, nadie respondía.

En uno de los tantos pasos se le hizo pisar un pedazo de papel del suelo, que en efecto parecían notas academicas y al lado una mochila -¿Qué es esto?- Se agachó para poder apreciar mejor, no parecían mojadas por la lluvia, más bien parecían lagrimas derramadas por alguien.

"Acabé aqui igual que tu, pero, me sentía acabado por mi examen de ingreso..."

Recordó las palabras de Hanbin cuando le preguntó como había llegado hasta ese extraño lugar -¿Hanbin?- Susurró hechandole un ojo a la perfecta caligrafía que el pelinegro poseia, tan clara, tan delicada e intelectual.

Decidió por voluntad tomar la mochila y guardar dichas hojas dentro, llevandola consigo, tal vez le ayudaría a saber algo sobre el mundo en el que se encontraba. Se la puso sobre la espalda, no sin antes sacudirla un poco y luego tomó camino por la carretera, a la izquiera parecía un camino solo de árboles y a la derecha, muy a lo lejos habían un par de casas, asi que sin dudarlo fue por la segunda opcion. 


Había caminado al rededor de 10 minutos hasta llegar al centro del pueblo, pero apenas puso pie en una de las frias calles sintióuna vibra pesada, como si todo el ambiente estuviese cargado de nostagia, incluso se comenzaba a sentir mal por el simple hecho de estar ahí. Las personas no eran la excepción, lo miraban con sorpresa y algo de curiosidad.

El cielo parecía querer volver a llover, pero poco le importó, se sentó en una banca de un parque central. Estos eran de un color casi esmeralda y los pastizales ahí se veían bien cuidados y regados, su color verde era muy sano como nunca lo había visto en casa. Puso la mochila sobre sus piernas y comenzó a husmear entre los libros.

-Matemáticas, apuntes, nada parece darme mucho de a donde pueda ir- Suspiró Hao con cansancio tirando su cabeza hacia atras. Nisiquiera sabía porque había convencido al pelinegro para cambiar de puestos, tal vez si había sido mala idea, no por él, si no por Hanbin, la gente en el mundo rojo era bastante cruel cuando veía a alguien diferente -¿Por qué sigo sintiendo que alguien me observa?- Susurró más para si mismo, desde el primer momento que piso la oscura tierra de este lugar sintió que alguien lo vigilaba.

Fué cuando movió una de sus piernas con torpeza un libro de color negro con una mariposa en la portaba cayó al suelo, llamando totalmente su atención, era muy parecída a la que había visto antes, por lo que tomó el libro en sus manos y echó un vistazo al contenido.

"Notas, Sung hanbin"

Escrito en la primera pagina con letra preciosa, Hao sonrió inconcientemente pensando en él. Continuó leyendo hoja tras hoja y poema tras poema. Hanbin era bueno escribiendo y no cuestionaba porque no se lo había mencionado, tampoco eran tan cercanos después de todo.

"Cuando en la oscuridad de la noche

Yo recitaba tu nombre

Esperando fielmente que vinieras al trote

¿Por qué nos dejaste?

Intentaba preguntar

sabiendo que la respuesta nunca iba a llegar

Mamá te llora y eso me duele,

porque por más que espere

tu muerte siempre hiere..."

Para: Papá-


Leyó en una de las hojas con atención, un texto básico pero cargado de sentimiento. Entonces Hao comprendió porque Hanbin solo hablaba de su madre. El pelinegro lo unico que hacía era ser el mejor de su clase para enorgullecer a su madre, todo para que se sienta feliz por un momento luego de la perdida de su padre. Hanbin quería hacer felices a las personas en un mundo donde la felicidad parecía extinta o casi prohibida. Trato de seguir adelante y no hundirse en el mismo pensamiento que las demás y por sobre todo, siempre lo veía sonreir esperando contagiar esa chispa a sus conocidos.

Fue cuando su rostro se tornó con tristeza, ¿Estaban destinados a encontrar un mundo en el cual poder ser felices? ¿Cuanto dolor habrá tenido que pasar Hanbin cuando su padre murio? No conseguía dar con ninguna clase de respuesta.

Sin notarlo los pensamientos lo habían abarcado, despertando cuando sintió su rostro humedecerse por unas frias lagrimas que caían por su mejilla, además que había comenzado a llover de nuevo. Pasó rapidamente las manos por su rostro y comenzó a guardar los libros nuevamente en la mochila, ¿Se sentía un poco mal por haber husmeado en cosas que no le pertenecían? Si, obviamente, pero solo quería hechar un ojo para conocer más a Hanbin, eso no era un crimen, o eso quería creer

Las personas a su alrededor no se parecían procupar por las gotas cayendo sobre sus cabezas, solo seguían caminando a paso normal como si no les importara o no tuviesen las energias suficientes para hacer algo a respecto. Sus caras no expresaban más que vacio y agotamiento. Hao los miraba mientras caminaba a paso rapido buscando no empaparse, ellos solo lo miraban con el rabillo del ojo ofreciendole una pequeña sonrisa cuando pasaba por su lado.

Aunque no debió ver demasiado a las personas por sobre donde iba caminando, sin darse cuenta había chocado con un chico de cabello azabache -Oh mierda, lo siento- Dijo dandose la vuelta y por puro reflejo cubriendo su rostro. El contrarió solo carcajeo ayudandolo a reincorporarse.

-No hay porque maldecir, fue un accidente- Respondió con un tono dulce y una sonrisa perfecta de blanca dentadura, Hao lo miró de pies a cabeza sin comprender su actitud, las personas de donde venía apenas los rozabas un poco eran capaces de darte un puñetazo por "No ver donde caminas" -Tus prendas son algo... curiosas-

-¿Se nota que no soy de aqui?- Bromeó.

-Un poco, esos colores no se consiguen, además, ¿Vas a la escuela? Ese color de cabello no esta permitido- Le señalo, procurando utilizar un tono amable para que no sienta que lo estaba discriminando -De todos modos es bueno ver gente con la valentía de vestir diferente hoy en día- Terminó por alabar.

-Soy Hao-

-Jiwoong, un gusto- Tal vez no le vendría mal hacer algunos amigos para variar.

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¿ʀᴇᴅ ᴏʀ ʙʟᴜᴇ? - ʜᴀᴏʙɪɴWhere stories live. Discover now