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No sabía en que momento se había vuelto a meter con Facu, solo que era de noche, ambos estaban ebrios y habían jugado baraja de a prenda.

Facu se había ido cuando terminaron el polvo y Sam solo llevaba un poleron gigante con unos boxers, ahora estaba fumando afuera.

Enzo la miraba desde su apartamento, ¿por qué necesitaba verla? Ni el mismo sabia, pero se sentía como una droga mirarla, no podía parar, amaba como su cabello ondulado estaba absurdamente despeinado, como se miraba pequeña en aquel poleron y sus piernas le gustaban. No había mucha ciencia.

Le atraía físicamente, pero, él estaba saliendo con alguien, y el no dejaría a su novia por que su vecina le llamara la atención, aunque su novia estaba distante y ella si lo haría con él muy probablemente.

Salió y ella alzo la cabeza para verlo, su boca estaba hinchada, había mechones rebeldes que caían sin preocupaciones en su cara y sus largas pestañas lo dejaron atónito.

¿Desde cuando ella lucia tan ardiente?

—¿Te vas a sentar? —hablo la chica con voz medianamente ronca. —Por mas que sigas de pie no creo que te estires.

—Ah, si solo, estaba pensando en que frase de libro te diría hoy.

—Yo tengo una. —apagó el cigarro y lo miró fijamente cuando se poso a su lado. —"La mejor manera de liberarte de la tentación en caer en ella"

—¿Oscar Wilde? No creía que te gustaran ese tipo de libros.

—Los amo si te soy sincera. —le sonrió. —¿Qué tienes hoy? Te ves, raro.

—¿Yo? Para nada linda, ¿que hay de ti?

—Termine con Facu, definitivamente. —Soltó de la nada y el chico la miró impresionado, ¿había escuchado bien? —Digo, tuvimos un polvo y después se fue porque dijo que estaba conociendo a alguien más, a veces, quisiera ser la primera opción de alguien, aunque sea por una vez, dijo que era demasiado linda y me mostró una foto, rubia, de ojos verdes, era hermosa Enzo.

Enzo la miro atentamente, ahora entendía por que sus pestañas se veían increíbles, por que su nariz estaba ligeramente roja y porque tenia el rostro hinchado.

—Tu eres linda. —soltó de la nada. —Él es un idiota por haberte dejado y no ver a la musa que tiene delante, eres muy linda Sami, no deberías de dejar que un hombre te baje la autoestima así como así.

—Eres un angel, pero no creo serlo. Nadie nunca me lo dice.

—Entonces yo lo haré. —sonrió para ella y se acercó más a su lado. —Te recordaré cada día que eres hermosa, hasta que quede grabado en tu mente.

La chica lo miró y se acercó a el, recargándose en su hombro.

—Las estrellas brillan más cuando la noche es más oscura, si las estrellas están ocultas dejaremos que la luna nos guíe, si incluso la luna está oscura, dejemos que nuestro rostro sea la luz que nos ayude a encontrar nuestro camino e reinventemos nuestro mundo, estaremos cansados, pero soñaremos de nuevo.

—No conozco el autor.

—Me lo decía mi padre cuando estaba triste o me sentía perdida.

Sin pedir permiso, Sam se acurrucó al lado de Enzo y él solamente la abrazó con un solo brazo.

—Tu padre era muy sabio.

—Lo sé.

—Sabes, "no hay nada más grato que encontrar un compañero que te comprenda, con quien puedas hablar de todo lo que te importa, y compartir los placeres y las penas".

—Jane Austen.

—Eres genial Sam, inteligente, trabajadora, linda, no dejes que nadie te diga lo contrario.

Aquella noche fue el inicio de un término extraño que con el pasar del tiempo los enseñó que eran el atrapasueños del otro.

Enzo Vogrincic era esa sensación de seguridad entre los dos que a Sam LaRosa le daba tranquilidad en medio de la oscuridad.

don't bladme | enzo vongricicWhere stories live. Discover now