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–Facu, ¿quieres dejar de gritar un rato? —reí mientras tomábamos frente al balcón; pero, afortunadamente había puesto una mica que hacía que nadie mirara dentro.

—Si Facu, que Nadia y yo también estamos aquí, no estamos en las montañas rey. —Bia le pegó en el hombro.

—Es que estoy feliz nenas, estamos juntos como antes, un fin de tomando, comiendo comida insalubre. —me abrazó y sonrió. —Ademas estoy con mis chicas, ¿qué mas puedo pedir?

—¿Seguro que no estas así solo por Sami?

—Bueno, ella sabe que la amo. —me beso de manera rápida. —¿Che, quienes son esos?

Miramos hacia afuera y mire a Enzo con una chica besándose.

—El vecino con el que comparto balcón, ya lo conocen.

Me encogí de hombros y volví a mi cerveza mientras prendía otro cigarro.

—No lo recuerdo, que asco, ¿ponemos música?

—¡Yo la pongo! No quiero oír hoy rock nacional, así que pondré a Taylor.

—¡No me insultes mi rock nacional! —le lance una chancleta. —Estas en mi casa Nay, no lo insultes en mi casa.

—Che, ¡igual vos insultas a Taylor cada que podes!

—Me gusta reputar solamente. —todos reímos. —Pues, me gusta mucho reputation.

—También reputar amiga. —Bia me miró y me limite a reír.

—Dejen a mi chica en paz.




—Facuu, Facundo

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—Facuu, Facundo. —Sam se colgó del cuello de su amigo y sonrió. —Te quiero mucho amigo, eres genial.

—Flaca estas medio tomada reina.

Ya solo estaban ellos dos en el apartamento de Sam.

—De hecho no Facu, solo estoy contenta flaco, tengo dos trabajos bien pagados, tuve un fin de semana como antes con mis amigos y hoy no duele lo de mis padres.

—Que genial beba. —la abrazo y la recostó en su pecho.

Ambos estaban cómodos juntos pero, algo había dentro de Sam que hacia que no se sintiera conforme con su relación, Sam no encontraba esa chispa que la ayudara a poder llegar a amar por completo a Facu.

Había sido su ultimo amor, o bueno, como decía Bia, había sido con el chico que mas tiempo había salido, tres años completos de los cuales la había sacado de la depresión en la que estaba. Además no había jugado con él, como podría si era un gran hombre.

Facu la amaba, más que a nadie pero, él sabía que ella no lo hacía con la misma intensidad. Pero deseaba, anhelaba que ella lo llegara a hacer un día con la misma intensidad que el la quería, pero también sabia que ella no lo haría.

—¿Pasaremos la noche juntos? —Sam preguntó.

No es que no quisiera, pero, quería salir al balcón a fumar.

—Si vos queres, traje ropa y de todos modos mañana no laburo.

—Bueno, solo quiero ya sabes, mi momento de sosiego.

—Claro flaca, iré a darme una ducha. —el chico se puso de pie y le dio un beso.

Sam se puso de pie y salió con un par de cervezas y su cajetilla de cigarrillos.

Se encontró a su vecino sentado en el suelo hecho bolita y se sentó a su lado.

—¿Ya se fueron tus amigos? —tomo la cerveza que la chica le tendía.

—Si, bueno solo se quedo Facu, ¿se fue ya tu novia?

—Esta acostada, ¿qué hay de tu novio?

—Se está duchando. —asintió y prendió el primer cigarrillo.—¿Hace cuanto tiempo sales con ella?

—Desde hace casi cuatro años, ¿qué hay de ustedes?

—Tres años. —Sam tomo una cerveza y tomo la mitad casi de un trago. —¿Ya hay anillo?

—No, ella no quiere y yo no siento que sea ella, ¿que hay de ustedes?

—El quiere pero, yo creo que aun no es momento o la persona indicada, ¿sabes? Lo quiero mucho, me ha ayudado demasiado.

—¿Por eso es tu dilema de amor? Debe ser complicado elegir, ¿no?

—Bueno, algo así. —la chica sonrió.

El chico también sonrió. —Te caería de maravilla si la conocieras.

—Si lo dices tu Enzo. —terminó el primer cigarrillo y prendió el segundo. —Sabes, me pregunto si las estrellas están encendidas a fin de que cada uno pueda encontrar la suya algún día.

—El principio, de Saint-Exupéry, es uno de mis libros favoritos.

—Era el favorito de mi padre. —la chica sonrió. —Esa frase es mi favorita, tal vez por eso, por eso aun no creo que sea mi amor por siempre.

—Lo entiendo, más de lo que crees, ¿salud?

—Salud.

Ambos golpearon sus latas de cervezas y miraron hacia la nada.

Por su parte, el chico que esperaba por su amada los miraba desde dentro, sabía que no podía ponerse celoso pero, era algo un poco extraño porque algo dentro de él le decía que terminarían juntos.

don't bladme | enzo vongricicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora