𝗗𝗲𝗷𝗮𝗿𝘁𝗲 𝗶𝗿 ⚘ ff7

V. Sacrificio

Día cinco

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Ella estaba sonriendo.

Cuando llegó a ella, Aerith sonrió al verlo. Y por un segundo, sólo de eso necesitó para que el miedo en él desapareciera.

Hasta que su sonrisa se borró, reemplazada por la sorpresa. Ojos verdes abiertos, un jadeo silencioso, manos débiles colgando y el filo de una espada atravesando su estómago. Sangre salpicando y ella colapsando, cayendo...

En sus brazos, la sostuvo fuerte. Pero los impresionantes ojos no volvieron a abrirse, su pecho no respiró, nada en ella se movió.

En un segundo, Aerith se fué.

Y en un segundo, sus sentimientos se desbordaron.

Porque Aerith ya no volvería a hablar. Nunca volvería a oír su voz llena de emoción en sus viajes, con cada pequeña cosa que descubre y le fascina. No escucharía sus burlas, sus preocupaciones, sus palabras de consuelo.

Sus dedos tiemblan al abrazarla.

Ya no volvería a reír y de disfrutar de la vida y del mundo del que formaba parte.

Su boca se siente seca, la garganta cerrada y el ardor de un grito atrapado en su interior.

Ella no volvería a llorar, ni de felicidad o tristeza, evocando sus penas o sus alegrías.

Y sus ojos queman por ella.

O enojarse, con su adorable ceño fruncido y sus sacudidas de cabeza. Sus labios rosados torcidos y el movimiento brusco de sus brazos al expresarse.

Y todo le duele. Mientras su rostro se inclina sobre su cuerpo sin vida, intentando conservar la calidez de su cuerpo que se desvanece a cada segundo. Siente un gran dolor en el pecho, siente una enorme ira creciendo en él.

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Qué van a hacer ellos ahora, sin ella?

¿Qué va a ser de él?

Con lágrimas ardiendo tras sus ojos, en la tragedia, Cloud cree comprender un poco mejor a Aerith. Ella quería luchar, ella quería salvarlos, protegerlos a todos, a él.

«Volveré cuando todo termine».

Pero ella se había ido demasiado rápido. No pudo alcanzarla.

Aerith se sacrificó por el planeta.

Y ella estaba sonriendo, incluso al final.