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Nueve

—La verdad estuvo muy bonito, es una colección muy buena —susurró Mario a Armando mientras ambos aplaudían al diseñador que acababa de cerrar el desfile.

—Mhm —asintió Armando— me acercaré a felicitar a Hugo y nos vamos —se paró de su asiento y caminó entre la gente al frente.

Alguien lo tomó por el brazo desde atrás, Armando volteó de inmediato.

—Hola, chino, ¿qué, no pensabas saludarme? —sonrió cálidamente Catalina de Ángel.

—¡Cata! —el moreno la abrazó con fuerza— no te ví antes, pero me alegra mucho encontrarte por aquí, ¿cómo estás?.

—Bien, bien, Armando, ¿y tú?, a mí es a quien me alegra verte de nuevo—Catalina pone la mano sobre su hombro ofreciéndole una mirada gentil— eres muy fuerte.

Armando traga saliva, y sabe bien que si no se tratara de Catalina lo habría tomado mal, pero no, la conocía bien, cada una de sus palabras era verdad, no lástima barata.

—Gracias, Catalina... lo estoy intentando —le dió una pequeña sonrisa.

Catalina asintió y lo miró algo extrañada.

—¿Vamos con Hugo? —preguntó la rubia y se dirigió a felicitar al diseñador.

Armando la siguió y abrazó a Hugo cortamente —felicidades, Hugo, una gran colección.

Fue el turno de Catalina de abrazar al diseñador luego de intercambiar un abrazo y algunas palabras con Daniel. Ahora este estaba libre, sus miradas se cruzaron.

—Fue un gran discurso —dijo Armando acercándose, y extendió su mano para estrechar la del otro— felicidades, Daniel.

—Gracias —Daniel alejó su mano tan pronto como correspondió el saludo y volteó a ver a Catalina sin prestarle más atención— ¿vamos con la prensa?.

Catalina asintió caminando del otro lado de la sala y Daniel la siguió de inmediato, sin decir más a Armando, sin despedirse.

Armando arqueó una ceja confundido.

—¿Qué pasó, Armani?, ¿por qué esa cara? —le preguntó Hugo tomando un vaso de la charola de un mesero que pasaba.

—Nada, nada... solo que no sé que le pasa a ese tipo —se cruzó de brazos mirando a Daniel— ¿me perdí de algo ahora que no estuve?, porque al principio me recibió bien, no habíamos peleado, pero ahora parece el mismo de siempre.

—Yo no sé nada, eh... ¿por qué no le preguntas a March?, ahora que el solterón está en la empresa se han hecho más cercanos.

—Bueno, ya investigaré —Armando volteó atrás y sonrió un poco viendo a Mario sentado en dónde él estaba antes.

[...]

—Te lo dije, lo hiciste asombroso —se paró de su asiento y lo abrazó con fuerza.

—Estaba muy nervioso... pero verte me ayudó.

Mario miró a su al rededor antes de depositar un pequeño beso en su frente, Armando sonrió.

[...]

—¿Nos vamos?.

Mario asintió poniéndose de pie —claro, ¿todo bien?, ¿qué dice Catalina?, se ve muy bella.

—¿Verdad?, nada, dijo que le alegra verme de nuevo —Armando susurró para ambos mientras se dirigía a la salida.

Mario sonrió siguiéndolo y una vez a su lado, pasó el brazo por encima de sus hombros —se lo dije... usted es muy querido por mucha gente, siempre lo ha sido.