fin del reinado

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Punto de Vista del Narrador

- ¡Entra mierda! - Exclamó uno de los policías.

Christopher cerró los ojos, tratando de controlarse ante tanta ignorancia del agente que lo dirigía, pero luego fue empujado firmemente hacia el interior de la furgoneta de la policía. Los hombres, debidamente armados, esposaron sus muñecas y lo colocaron en uno de los asientos traseros. Después de sentenciado del tribunal, Collins estaba siendo trasladado a la prisión de Downstate, donde cumpliría cuarenta y dos años de pena por sus crímenes.

- Podríamos estar en casa, pero tenemos que llevar este imbécil a prisión.

- ¡No reclames tanto, Bryan! Dejémoslo allá y volvemos a la ciudad.

- Me enteré de que era un empresario importante, mira donde va terminar su vida. – Dijo el rubio más alto, mientras ocupaba su asiento en el asiento del pasajero.

- He leído sobre el caso del tipo. Oí decir por ahí que su mujer lo colocó detrás de las rejas, ¿puedes creerlo? ¡Vi la foto de ella en el periódico y por Dios! - Comentó el moreno más bajo, acomodándose en el asiento del conductor.

- ¡Ella es una deliciosa! Me encantaría tenerla para mí. ¿Usted me deja, no es así, amigo? Ahora que va a morir en una celda, puedo hacer su papel. - El rubio se carcajeó.

Collins permaneció intacto sobre el asiento. Parecía perdido o concentrado en sus propios pensamientos. Era un tanto alarmante su estado psíquico, ya que todo se restringía a sus nuevos planes, que pronto se realizarían. Él tamborileó con la punta de los dedos sobre su muslo, mientras canturreaba bajito. Su cabeza perturbada recordaba cada instante al lado de su esposa, dando énfasis a cada mínimo detalle presente en ella. Samantha se había convertido en el único blanco de los deseos de aquel hombre, y él no descansaría hasta tenerla otra vez.

- Vamos a su nueva casa, rey. - dijo el policía, seguido por una risa.

El camino sería largo, pero a Collins no parecía importarle. El horario daba a los policías un tránsito templado, ya que iban por la madrugada. Collins empezó a golpear con los pies en la esquina de la furgoneta, causando un ruido continuo e irritante.

- ¿Quieres parar con esa mierda? -exclamó el rubio.

El hombre continuó, mientras observaba el panel del coche entre la partición de la cabina y el área de la parte trasera de la furgoneta. Pasaba de la primera hora de la madrugada, y el GPS indicaba que el coche ya había salido del centro de la ciudad. Él continuó golpeando con el pie, aumentando la frecuencia de los golpes en un acto desesperante. El lugar por el cual seguían era desierto y un tanto oscuro.

- ¿Qué es lo que ese estúpido piensa que está haciendo? - El otro exclamó, irritado.

- Él quiere morir antes de llegar a la cárcel!

Christopher golpeaba con más fuerza, haciendo el ruido insoportable. Él veía parcialmente el brillo de los faros por la ventana oscura del automóvil, indicando que el juego aún seguía su curso.

Los golpes se hicieron más fuertes, ahora en varios lugares. Collins sonría de una manera perturbadora, y cuando el policía tomó impulso para bajar la partición entre las cabinas, el coche fue violentamente golpeado en el lateral, haciendo que el policía presente en el volante frenase bruscamente.

- ¿Qué mierda fue eso? - Murmuró el agente asustado, parando el vehículo en medio de la carretera desierta.

- ¡Acelera, carajo! - El policía de al lado gritó.

- ¡Sal del coche ahora! - Uno de los hombres abrió la puerta del vehículo, tirando al policía con fuerza.

El conductor abrió los ojos y sacó la pistola para disparar al desconocido, cuando fue arremetido por dos tiros en el pecho.

Jaque Mate (Rivama)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora