lados ocultos

165 14 0
                                    

 
POV Ama

Mantuve mis ojos cerrados, mientras Samantha distribuía pequeños besos por todo mi estómago, dirigiéndose a mi cabeza. Debió haber sido el tercer orgasmo de la noche, estaba jodida y completamente exhausta. Mi pecho subía y bajaba con un jadeo y la respiración descoordinada. Samantha acomodó su cuerpo sobre el mío, haciéndome sentir el toque gentil de su piel sudorosa. Abrí mis ojos, observando ese par de ojos marrones frente a mí. Estefanía amplió sus labios en una sonrisa satisfecha, mostrándome sus blancos dientes. Estábamos tumbadas en la alfombra del salón de juegos, completamente desnudas. Estiré mi brazo, deslizando mi mano por la espalda de la mujer, siguiendo la línea de su columna hasta llegar a su cuello. La mujer llevó una de sus manos a su cabello, poniéndolo a un lado, dejando el otro totalmente libre. La pequeña iluminación que bañaba el cuerpo de la mujer hacía destacar sus rasgos más llamativos.

-Me había olvidado lo buena que eras.

Sonrió y después mordió su labio inferior.

-Puedo decir lo mismo.

Samantha alzó su cuerpo un poco, apoyando sus brazos alrededor de mi cuello, quedándose ahora con su cara en la misma dirección que la mía, con una pequeña distancia entre nosotras.

-Por supuesto que puedes. Soy genial. – Dije engreídamente.

-Somos una buena combinación en la cama.

-No debería, pero estoy de acuerdo.

-Por supuesto que lo estás. Soy lo mejor que has tenido.

- ¿Cómo puedes ser tan engreída?

-Soy realista, que es diferente.

Samantha ladeó su cabeza, alternando su mirada entre mis ojos y mi boca. Lentamente la mujer abrió sus labios, y dio a entender que los uniría a los míos. Cuando tomé el impulso de besarla, se alejó con una sonrisa pícara en sus labios. Fruncí la cara, ganándome una expresión divertida por parte de la mujer. Giré nuestros cuerpos en la alfombra, invirtiendo nuestras posiciones, ahora estaba sobre ella.

-Esto no es justo. – Exclamó cuando sostuve sus muñecas con mis manos.

-Todo es justo entre nosotras. – Fue lo que dije antes de besarla.

Las imágenes de anoche con Samantha inundaron mis pensamientos, sin dejar espacio para nada más. Cerré mis ojos, sintiendo como el agua caliente recorría mi cuerpo. Ya había amanecido, ahora mismo la mujer debería estar durmiendo junto a su drogado marido o no. Apagué la ducha, tomando la gruesa toalla a mi lado. Me tomó un par de minutos estar apropiadamente lista. Pronto salí de la habitación de invitados de la mansión Collins, y caminé hacia el pasillo de la sala principal. Para mi desafortunada sorpresa, me encontré con quien menos quería bajando las escaleras.

-Buenos días, Agente. – Collins habló una vez se acercó.

El hombre se veía diferente a lo que estaba acostumbrada a ver. Christopher llevaba pantalones grises con una camiseta simple blanca. Su cabello húmedo y cuidadosamente peinado.

-Buenos días, Señor Collins.

- ¿Durmió bien?

-Sí, perfectamente. – Dije sin mirarlo a los ojos.

-Genial, veo que ya se va. ¿No quiere tomar el desayuno primero?

-No, gracias. Realmente tengo que irme.

-Insisto. Vamos.

Christopher me hizo señas para seguirlo a la mesa del desayuno, y fue exactamente lo que hice. Caminamos en absoluto silencio a la mesa, lo que hizo las cosas un poco incómodas para mí.

Jaque Mate (Rivama)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora