05 - Principe del Norte 2

453 46 2
                                    


El mismo día en el que Boss calmó los temores de su querida esposa, el príncipe del norte Fort Thitipong llegó al palacio imperial. El majestuoso carruaje dorado con madera nogal era hermoso y a primera vista te indicaba que los que estuviera en el interior poseían muchas riquezas.

Noeul y Boss se encontraban frente al palacio principal junto al menos doscientos soldados, algunos ministros y unos veinte sirvientes.

Ambos gobernantes se tomaban de las manos mientras portaban una sonrisa cortés, aunque solo se aplicaba al pelinegro el cual sonreía con gracia mientras Boss solo miraba el carruaje con semblante neutro.

En su corazón se preparaba para cualquier cosa, no creía que su amigo mostrará rechazo hacia su pequeño, pero era mejor prevenir que lamentar.

La emperatriz tragó grueso en cuanto la puerta del carruaje fue abierta por una sirvienta de manera elegante, emitió un llamado bajo para las personas en el interior del carruaje.

Las personas en el interior tardaron un poco y parecieron escuchar risitas amortiguadas antes de que salieran del carruaje dos guapos hombres tomados de las manos y sonriéndose mientras se miraban con cariño infinito.

El emperador de cabello rubio alzó una ceja, sabía que su amigo se había casado con un hombre, pero no pensó que fuera con el príncipe del pequeño reino del mar del este. Noeul por su parte solo estaba nervioso al ver caminar a la pareja hacia el lugar donde se encontraban.

La pareja sonreía con cortesía hacia los gobernadores del imperio, al llegar frente a ellos hicieron una ligera reverencia, Fort sonrió hacia su amigo y hacia el pelinegro a su lado.

— Un gusto estar aquí, emperador y emperatriz Chaikamon. —dijo el chico de cabello rojo con una ligera sonrisa en el rostro, Boss asintió hacia su amigo Fort, Noeul asintió y en el fondo se sintió un poco aliviado.

— Un gusto conocerlos, señor emperador y señora emperatriz. Mi nombre es Peat Thitipong, provengo del reino del mar del este. —el rubio asintió solemnemente, Noeul le dio una cálida sonrisa al chico de cabello castaño que acababa de presentarse.

Noeul se sentía más cómodo, pensó que recibiría malas miradas de los amigos de su esposo, pero no sucedió, ahora tenía la confianza para socializar con la pareja.

— Me llamo Noeul Chaikamon, es un gusto conocer al príncipe del norte y el príncipe del mar del este. —el pelinegro hizo una ligera reverencia, la pareja sonrió con amabilidad y le dijeron que no era necesario inclinarse.

En ese momento intervino Sattabut, se inclinó hacia ambas parejas y apuntó con su mano el palacio mientras sus ojos se clavaban en el suelo.

— Pronto va a ser la hora del almuerzo, sus majestades deberían descansar en el comedor principal. —todos asintieron y agradecieron al viejo hombre, el hombre sonrió con suavidad.

Los cuatro hombres caminaron hacia el palacio mientras algunos sirvientes bajaban las cosas que habían traído la pareja de recién casados, Boss echó a los guardias y todos se dirigieron al comedor real.

Al llegar el castaño quedó asombrado ante los lujos del lugar, su boquita formó una redonda "o" y sus ojos brillaban maravillados; era un príncipe, pero nunca había tenido la oportunidad de ver tantos lujos, su marido tenía una riqueza similar pero el palacio del príncipe del norte era mucho más discreto.

Noeul notó el interés de Peat, le dirigió una sonrisa alegre.

— ¿Te gusta? Lo re-decoré junto a Bubu en cuanto nos casamos. —Peat asintió mientras sonreía, su esposo le había dicho que Boss era un buen amigo y debía tratar bien a su esposa, al inicio pensó que tal vez era uno de esos chicos superficiales, pero le había caído bien el chico.

— Sí, es muy hermoso. —dijo el castaño, Noeul se emocionó y quiso conversar más con el chico, miró a su marido y el rubio asintió con una sonrisa en el rostro. Peat miró al pelirrojo y este también asintió.

Ambos chicos se quedaron atrás de sus esposos caminando un poco más lento mientras conversaban de distintas cosas, parecían haberse hecho amigos muy rápidamente.

Mientras tanto, Fort y Boss caminaban delante conversando de temas políticos y militares, algunas veces miraban hacia atrás y sonreían al mirar a sus esposas.

Cada uno pensando en lo lindo que se veía su pareja sonriendo.

(...)

Al rato los cuatro llegaron al comedor real, allí los esperaba una fila de sirvientas inclinadas profundamente, Noeul iba a decir algo para que dejaran de inclinarse, pero las mujeres evitaron que pudieran decir algo al hablar ellas mismas.

— ¡Bienvenidos, príncipe del norte y príncipe del mar del este! —exclamaron la fila de sirvientas, Boss asintió satisfecho con la atención de su servidumbre, Sattabut las había enseñado bien.

— Sus majestades, siéntense por favor, pronto la comida será servida. —una sirvienta dijo con una sonrisa cortes en su rostro, su mirada siempre clavada en el suelo. Los cuatro asintieron y se sentaron en la gran y hermosa mesa.

Boss y Noeul se sentaron uno frente al otro, el rubio ignoró directamente que debía sentarse en la punta de la mesa como emperador, Fort y Peat se sentaron uno al lado del otro frente a ellos.

Al pasar unos veinte minutos entre conversaciones, la comida finalmente fue servida por varias sirvientas que traían exquisitos y fragantes platos.

El emperador pudo escuchar como el estómago de su emperatriz gruñía.

Noeul se sonrojó mientras miraba la comida con anhelo.

El rubio rió bajito mientras acariciaba el cabello de su pequeño, sus ojos llenos de un devoto amor.

— Comamos. —con esas palabras, todos comenzaron a comer con calma.

— Planeo quedarme unos meses, hace tiempo que no estaba aquí. —anunció el pelirrojo después de tragar un poco de arroz, Boss frunció el ceño y lo miro, no le gustaba la idea.

Si ellos se quedaban, su bebé y él estarían ocupados y no podrían disfrutar de su mundo de dos personas.

El emperador estaba a punto de expresar su negativa, pero se detuvo al ver la emoción en los ojos de su esposa, parecía feliz de estar con su nuevo amigo. El rubio se lamió los labios mientras miraba a su amigo sonriéndole con picardía, parecía haberlo dicho en este momento a propósito.

— Está bien. —Boss suspiró con resignación, la emperatriz lo abrazó con fuerza mientras se restregaba en su pecho con emoción. Peat sonrió, también estaba feliz de pasar más tiempo con su nuevo amigo.

El rubio suspiró mientras abrazaba a su esposa y acariciaba su largo y lacio cabello negro. El emperador miró la sonrisa de su bebé, su corazón latió al ver cómo sus ojos se curvaban hermosamente y sus dientes blancos quedaban al descubierto.

Había valido la pena, fue lo que pensó.

La Esposa del Emperador // BossnoeulTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang