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Año 1995
─ ¿Qué dijeron? ¿No te paso nada? ─ Ja-rim se levantó de su lugar, mientras se acercaba a su hermano, buscando alguna herida grave. ─ ¡Yah! ¿Sabes lo asustada que estaba? ─ su llanto hizo que si hermano se burlara.─ ¿De que te ríes, idiota? ─ lo golpeó en su brazo izquierdo, molesta por eso, y trato de limpiar sus mejillas con su pañuelo.
─ Mi audición es tan buena como la de Jamie Sommers, la Mujer biónica. ─ Yí-chan acarició la cabeza de su hermana, mientras le daba una sonrisa tranquila.
─ ¿Qué pasa con tu cabeza? ¿También te hicieron una radiografía en la cabeza? ─ Pregunto Ma-joo.
─ Si, esta totalmente bien. No hay ni una sola fractura fina. ─ Explico Yí-chan, pellizcando la mejilla de su hermana, que quiso golpearlo, pero Ma-joo la alejo. ─ Puedo irme a casa mañana, como estaba previsto.
─ Oye, ¿entonces mentiste?
─ ¿Qué? ¿Porque mentiría sobre algo así? Lo juro. Escuche un silbido en mi oído... ─ hizo un ruido con su boca, qué parecía el motor de un auto descompuesto. ─ y sentí como si algún extraterrestre estuviera tratando de hablar conmigo.
─ ¿Qué tonterías dices? ¿Un extraterrestre? ¡A lo mejor ellos estaban huyendo de ti! ─ exclamo con burla Ja-rim.
─ ¿Qué? Si no hablamos de ti. Puedo jurar que ellos no nos invaden por tu culpa. Los asustadas con esa cara tan...─ Ma-joo cubrió la boca del chico, antes de que pudiera crear una guerra.
─ ¡Que te den! ─ Ja-rim quiso golpear a Yi-chan, pero el chico se escondía detrás de su amigo. ─ Mantente despierto, Ha Yi-chan.
─ ¿Porque da tanto miedo? ─ susurro su hermano, viéndola adelantarse, y miro a Ma-joo. ─ ¿te ocúpaste de esa cosa?
─ Si. ─ el moreno comenzó a caminar, para no poder de vista a su Nonna. ─ Bal-san estará aquí como tu tutor durante tu cita. Y llamo a la escuela diciendo que es tu primo.
─ Ya veo. Él es muy útil. ─ murmuró aliviado Yí-chan, no quería preocupar a su abuela. No después de ver la reacción de Ja-rim, podía jurar que prefería quedarse sordo, en vez de escuchar sus reclamos. ─ Oh, dale gracias a tu padre. En cuanto la factura del hospital, dígale que me aseguraré de devolverle el dinero.
─ No te preocupes. Pero Nonna insistió tanto en darnos el dinero. ─ murmuró Ma-joo, tomando por sorpresa al chico. ─ Aunque mi padre se negó, porque siempre nos ayudas a llevar cosas a nuestra tienda de telas.
─ ¿Ja-rim lo hizo? ¿De donde saco dinero? ─ el moreno levantó sus hombros sin saberlo. ─ ¡Ay, abuela!
La pelirojiza miro a su hermano ayudar a una anciana, y después ella saludo con alegría a dos niños, que iban corriendo y Yí-chan los detuvo.
