Capítulo 1: Institución Hoz

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Catorce años después del incidente.

Rodeado de bosques impenetrables, se alza un enorme edificio, como un antiguo castillo. Sus muros son de piedra grisácea y sus torres se elevan hacia el cielo.

Respiro profundamente. No es fácil volver a este lugar. Han pasado muchos años desde que me fui y muchas cosas han cambiado.

Cruzo los muros y me encuentro en un silencio sepulcral. El viento sopla cálido y acaricia mi piel.

—Esto es nuevo—, pienso.

Mis recuerdos de este lugar eran muy diferentes. Siempre había ruido, gente gritando, riendo, discutiendo, pero entonces escucho el sonido de una campana. Inmediatamente, el castillo cobra vida. La gente corre de un lado a otro, gritando y agitando los brazos.

Sonrío para mis adentros. Sí, así es como recuerdo este lugar.

Me dirijo hacia la oficina del director, pero antes de que pueda llegar, un chico corre hacia mí, lo que hace que mi maleta caiga al suelo y se abra, dejando al descubierto mi ropa interior.

—¡Lo siento mucho!— exclama el chico ayudándome a levantar mi sostén, puedo decir que es un estudiante por su manera torpe de hablar y mirar estos pasillos.

—Mantén tus manos vírgenes fuera de mi ropa interior—, hablo con un tono frío.

Avergonzado y temeroso, se levanta, con las orejas y la cara enrojecidas.

—Virgen... ¿las mujeres detectan eso?— pregunta, como si fuera una pregunta urgente que hay que responder.

—Vete—, apenas lo miro mientras sale corriendo, recojo mis cosas y entro a la oficina del director.

Uno, dos, tres...

Veo una sombra elevarse hacia mí, así que me agacho, evitando lo que es un abrazo.

—¡Amadea!— Lo escucho gritar de emoción —¿no vas a abrazar a tu tío que te quiere?—

—Director Hassan, por favor contrólese—, le digo, cruzándome de brazos.

Hassan es el director de esta institución de cazadores, yo me crié aquí durante mi infancia, aunque él no es mi pariente consanguíneo, me cuidó como si fuera su propia hija, por lo que mucha gente me conocía como la hija o sobrina del director.

Tuve que luchar mucho y con valentía para que los comentarios no fueran desagradables, ya que no quería que me conocieran sólo con ese nombre, ni con uno ni con otro, simplemente como Amadea Chricher, una cazadora.

—Cuando me enteré de que te transferirían aquí como profesor de educación de resistencia, no lo podía creer—, admite, acercándose a su escritorio.

—No pensé que Amadea quisiera volver a verme—, hace una cara de cachorro.

Me cruzo de brazos, —me haces sentir como la villana de todo esto, claro que quería volver a verte, pero el trabajo y la universidad me lo hicieron imposible—

Camino alrededor del escritorio extendiendo mis brazos para ver que él hace lo mismo y nos abrazamos en un cálido abrazo, aunque no somos familia, me trae mucha felicidad volver a verlo.

—No te pongas sentimental, por favor—, le suplico al oído, ya que siempre me ha tratado como a una niña.

De pequeña me compraba muñecas y cosas en color rosa, un color muy vibrante para mi personalidad un tanto diferente.

—¿Qué especialidad estás estudiando?— pregunta con curiosidad.

—Administración de empresas—, respondo.

Cazadora Nocturnaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن