Introducción

1.6K 204 9
                                    

Todos los transeúntes miraron a otro lado con terror, tenían miedo incluso de respirar cerca del pequeño y lindo chico que se encontraba explorando el mercado de la capital

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

Todos los transeúntes miraron a otro lado con terror, tenían miedo incluso de respirar cerca del pequeño y lindo chico que se encontraba explorando el mercado de la capital.

La ropa del pelinegro era una túnica roja con decoraciones doradas, el color resaltaba su piel blanca y labios rojizos, esa ropa caracterizaba a la realeza del imperio. La emperatriz Han Jisung caminaba con calma y una sonrisa en el rostro por el mercado.

Repentinamente, los pasos del chico se detuvieron, con sus ojitos brillando, caminó con rapidez hacia una elegante tienda de joyería, era la mejor tienda en todo el imperio.

— ¡Mira que bonito es todo! — exclamó con emoción hacia su esposo, el emperador Lee Minho.

La mirada de la emperatriz iba de una joya a otra, había collares, pulseras y zarcillos muy hermosos, absolutamente todo llamaba su atención.

El rubio sonrió un poco, en definitiva su esposa era la más linda del mundo.

— Sí, es muy deslumbrante. — el chico asintió de manera consecutiva y comenzó a recorrer el lugar, aunque era elegante la tienda no era muy grande por lo que en poco tiempo el chico exploró el área.

Jisung se veía muy emocionado, el rubio pudo reconocer al instante que quería algo de la tienda, una sonrisa tierna adornó su rostro frío.

— ¿Quieres que te compre algo? — el pelinegro se sonrojó, sus manitos viajaron hacia el borde de las mangas de la túnica y comenzó a jugar con ella por los nervios, su mirada
esquivaba la figura de su marido.

— N-no... — dijo no muy seguro, el rubio acarició el sedoso cabello de Jisung y plantó un sonoro beso en su frente, el chico sonrió ampliamente y puso una sonrisa tonta en el rostro.

Minho plantó otro beso, su bebé se veía tan tierno.

— Elige lo que quieras bebé. — el emperador miró con frialdad a los trabajadores, todos temblaron y con rapidez fueron a buscar los mejores productos de la tienda.

Pronto varios hombres se pararon frente a la pareja con sus mejores joyas en las manos, todos temblaban en su interior por el miedo, pero mantenían una sonrisa profesional en su rostro.

El pelinegro tomó la mano de su pareja y lo llevó a probarse cada una de las joyas, probó collares, pulseras y algunos zarcillos que no parecían tan femeninos.

— ¿Cuál me queda mejor? — cuestionó la emperatriz enseñándole los que más le habían gustado a su pareja.

Eran tres collares, uno era un collar bastante simple, tenía una pequeña correa suave negra y en el centro se mantenía colgando un pequeño diamante.

El segundo era un collar de oro con tres pequeñas gemas azules un poco separadas entre sí. El tercero era un simple collar de plata con una gran gema roja en el centro.

Minho no podía decidir, según él, todas esas cosas le quedaban bien a su bebé.

El rubio tragó grueso, si no decía nada Jisung podría enojarse o sentirse triste, no quería eso.

Antes de que pudiera decidir uno de los trabajadores, el más nuevo y joven de ellos, se acercó a ellos con intenciones de hacer sugerencias. Los guardias de Minho iban a detenerle, pero el emperador los miró y al final no lo hicieron.

— S-si los señores me permiten, p-puedo hacerles sugerencias. — Minho levantó una ceja, pero Jisung solo asintió agradecido con el joven trabajador.

El joven era un chico de cabello castaño, facciones comunes y parecía tener unos diecinueve años, su vestimenta estaba algo gastada y parecía de clase media-baja.

— ¡Gracias! — el trabajador sonrió con cortesía, no se atrevía a demostrar con su rostro lo tierna que le había parecido la sonrisa del pelinegro.

Minho notó su miedo pero no le importó, la única persona que le importaba era su bebé.

— ¿Qué color le gusta usar a la señora emperatriz en su vestimenta? — Jisung pensó por unos instantes, al tener la respuesta dijo con una sonrisa.

— Rojo, blanco y amarillo. — son sus colores favoritos, al igual que el rosado pastel pero la gente de la corte decía que se veía muy femenino con ese color en su ropa.

— Entonces, propongo que compre el colar negro con el pequeño diamante, este diamante es un poco blanco, este color queda muy bien con cualquier otro tono. — sugirió el joven, Jisung lo reflexionó y al cabo de un rato asintió con emoción.

— Llevaré este. — le extendió el accesorio al joven para que lo empacara, el pelinegro llevo a Minho para que pagara.

El emperador siguió a su esposa, miró a uno de sus hombres y este le dio un pequeño saco blanco con una cinta dorada, dentro del mismo había monedas de oro y algunas de plata.

— Empaque los tres collares. — dijo Minho sacando el dinero, la emperatriz lo miró con confusión.

— Pero Min... — antes de que pudiera protestar el joven emperador sonrió con dulzura y acarició el cabello del pelinegro.

— Los tres te quedan bien amor, cualquier cosa que uses luce precioso en ti. — Jisung se sonrojó y desvió la mirada, no importa cuanto tiempo pase, siempre se siente tímido ante los cariñosos halagos de su esposo.

La pareja compró fácilmente los tres artículos, ambos se fueron con una sonrisa en el rostro. Al verlos irse junto con los guardias todos en la tienda dieron un suspiro de alivio, no había pasado nada malo.

Todos pensaron casi lo mismo; la emperatriz es definitivamente la persona más mimada del imperio.

Todos pensaron casi lo mismo; la emperatriz es definitivamente la persona más mimada del imperio

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.
La esposa del emperador - Minsung Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt