CAPÍTULO 9

105 45 22
                                    


Tienes el color y el perfume de
las rosas, la limpidez y pureza del crista.

                                         •Lope de Vega•
                
                    
Laura:

-¡Mierda!-maldigo mientras que intento levantarme para volver a ejecutar el paso en el cual tengo dificultad, pero mi esfuerzo no sirve de nada, ya que también resulta fallido.

He pasado horas intentándolo una y otra vez, perfeccionando mis técnicas y mis movimientos.

-Para hacer ese paso, necesitas tener el equilibrio preciso. Para lograrlo, debes mantener tus brazos a los costado lo más estirados posibles, mantener la espalda recta y tomar un impulso ligeramente mayor a la hora de dar la vuelta.

Escucho una voz familiar detrás de mí y me giro rápidamente para ver al chico que se encuentra en la entrada del salón, apoyado en el marco de la puerta. Lo observo detenidamente, preguntándome desde cuándo está ahí y cómo sabe tanto sobre el paso que estoy tratando de hacer.

Apoyo las manos en el suelo para pararme del suelo y prestarle más atención al individuo que me ha interrumpido.

-¿Que haces aquí, Kohen?-pregunto prestándole mucha atención a las facciones de su rostro. Estamos a cierta distancia y el ambiente no tiene mucha iluminación como para percatarme de todos sus imperfecciones, pero aún así, siento como sus ojos verdes atraviesa mis pupilas al estar totalmente concentrado en mí. La piel me quema y por un segundo siento que se llega a generar una energía vastante distinta entre nosotros hasta que habla.

-Solo pasaba-oigo sus palabras haciendo que entre en un choque de realidad y quite todas esas ides locas de mi cabeza haciendo explotar la burbuja que nos rodeaba por un instante.

-¿Y desde cuándo te has aprendido las técnicas para ejecutar bien un paso de danza?-no dejo de verle esperando una respuesta por su parte, ya que en verdad me gustaría saber en donde lo ha aprendido.

-Soy un gran observador, Laura. Durante los últimos dos años en esta universidad, he sido testigo de innumerables chicas como tú intentando hacer ese fouetté en poine, esforzándose constantemente para lograrlo de manera perfecta. Además, sé ve que la técnica te la sabes, solo te falta concentración.-Mientras hablaba, se aproxima, adentrándose en el salón. En ese momento le preste tanta atención a sus palabras que no me di cuenta de que estaba justo en frente de mí.

Ambos caemos en silencio durante unos instantes, paralizados por la intensidad de nuestras miradas. Mis ojos, atraídos por los suyos, se pierden en ese verde profundo que en algunas ocasiones hace que mi piel arda sin rastro de fuego alguno.

-Puedo ayudarte-menciona cuando ve que no digo absolutamente nada extendiendo su mano. Yo volteo a verla por un segundo analizándola antes de volver a su rostro-Si quieres.

Cuando finaliza la frase, comienza un debate interno en mi cabeza, reflexionando sobre si aceptar o no su ayuda. Kohen es bastante engreído y no quiero deberle nada, ni siquiera esto. Sin embargo, a veces debo admitir que no puedo hacerlo todo yo sola. Podría buscar ayuda, pero... ¿Kohen? ¿De verdad? Bueno, da igual. Solo me va a ayudar ¿Qué podría pasar? Absolutamente nada.

-Acepto tú ayuda - Él toma mi mano de una forma delicada y sutil a medida que respiro profundo al sentir el contacto de su mano con la mía. Embriago mis ojos viendo cómo él observa nuestras manos entrelazadas de una manera como si nunca se hubiera imaginado este momento.

Una vez que gira a verme se inclina hacia adelante para decirme solo una palabra que me ponen los pelos de punta.

-Volteate-realizo lo que él me pide, volteándome de espaldas a él mientras observamos nuestras siluetas reflejadas en el espejo que tengo frente a mí, donde nuestros ojos se encuentran.

Vous avez atteint le dernier des chapitres publiés.

⏰ Dernière mise à jour : Jun 10 ⏰

Ajoutez cette histoire à votre Bibliothèque pour être informé des nouveaux chapitres !

Almas HeridasOù les histoires vivent. Découvrez maintenant