CAPITULO 2

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Laura:

Al llegar al aeropuerto de Nueva York, mi cuerpo empezó a experimentar una mezcla de emociones. Las sensaciones de libertad, aventura y nuevas experiencias y oportunidades eran algo que no faltaba en el aire. Aunque navegar por terminales, trámites de seguridad y tiempo de espera me habían dejado un poco agotada y con cierta tensión corporal. Aún así, siento que lo he logrado, luego de siete horas de vuelo desde España hasta Nueva York estoy caminando por los pasillos del aeropuerto buscando la salida.

Justo cuando la encuentro, sonrío con ansias por salir de aquí y ver la ciudad de Nueva York. Mis pies empiezan a volverse más ágiles y mi paso se acelera sorprendentemente. Pero en un momento inesperado, siento cómo alguien choca contra mi hombro dándome un fuerte empujón que me hace caer al suelo junto con la maleta.

-¡Oye, ten más cuidado, pendeja!- oigo la voz del chico que me ha acabado de atropellar y mi genio aumenta cuando escucho cómo me ha insultado.

-Ten más cuidado tú, idiota- alzo la vista para ponerle cara a esa voz que me incómoda, pero mis labios se sellan al ver a la persona que está enfrente de mí. Desde aquí abajo el chico se ve mucho más alto que yo, tiene la piel ligeramente pálida y lleva consigo un suéter negro. Observo detenidamente sus uñas, pintadas del mismo tono oscuro, y su cabello desafiante con sutiles mechones azules que le sientan realmente bien.

Él se me queda mirando por unos segundos y yo rompo el contacto visual mientras intento levantarme del suelo.

-¿Quieres ayuda?- observo cómo extiende su mano de una manera arrogante, la misma que utilizó al hablar.

-No, gracias -al fin logro ponerme de pie y hago lo mismo con mi maleta para luego sacudir el short que llevaba puesto.

-Bien, entonces adiós -se despide, pero justo cuando va a girarse no puedo contener las palabras en mi boca, ya que estoy bastante furiosa.

-¿Ni una disculpa?-veo cómo sus cejas se elevan como si estuviese sorprendido, mientras que una sonrisa cínica se forma en su rostro.

-¿Por qué debería?- mi boca se abre ante su estúpida pregunta-Fuiste tú la que se interpuso en mi camino.

Juro que si no estuviéramos en un lugar público, hubiera plantado mis cinco dedos en su cara.

-Pues no recuerdo que hayas sido tú quien terminó en el suelo a causa de un gran empujón-cuestiono y el muy cínico sonríe.

-En serio fue gracioso- ¿se estaba burlando de mí?

Pero qué hijo de puta... dejo la frase a medias en mi cabeza cuando lo escucho hablar de nuevo y por primera vez en esta corta conversación que hemos tenido, lo escucho hablar de una manera sutil y natural, sin ese toque egocéntrico de hace unos segundos.

-Oye, lo siento ¿vale?-oigo cómo se disculpa y mi enojo pasa, ya que se muestra totalmente sincero- He tenido un mal día y creo que estaba tratando de desquitarme contigo.

Me quedo observándolo por unos segundos mientras acepto sus disculpas. De todas maneras, esta es una situación sin importancia que posiblemente me esté riendo de ella en unos días. Además, no voy a volver a ver a este chico en mi vida, así que, ¿para qué guardar rencor?

-Bueno, espero que mañana tengas un día mejor- veo cómo una ligera sonrisa coge forma en su rostro y prosigo a despedirme-Adiós.

Me giro, arrastrando la maleta para llegar hasta la salida mientras escucho su voz a mi espalda.

-Adiós.

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Termino de enviarle un mensaje de texto a Erick diciéndole que ya he llegado a Nueva York y que estoy de camino a la universidad en un Uber. Lamentablemente, Erick no pudo venir a recogerme al aeropuerto. Cuando me enteré de esa noticia, experimenté una gran frustración hacia él. ¡Increíble! ¿¡Soy su mejor amiga y no puede venir por mí!? Sin embargo, posteriormente comprendí que tenía compromisos importantes a los cuales no podría faltar.

Almas HeridasNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ