CAPÍTULO 4

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Laura:

Ha transcurrido una semana desde que llegué a la universidad. Me alegró mucho reencontrarme con Erick después de tanto tiempo. Nuestro encuentro fue tan emotivo que terminamos confesándonos nuestro amor y yo sollozando en sus brazos. Por otro lado, me está resultando un tanto complicado adaptarme a los horarios, aunque sé que eventualmente lo lograré. Tamara también se ha vuelto muy importante para mí aquí en la universidad, ya que además de ser compañera de cuarto, creo que podríamos llegar a ser amigas. Al igual que Ángela a ella la veo un poco menos, pero aún así ha sido muy agradable conmigo. Además, tuve el placer de conocer a un chico llamado Cameron, quien resultó ser amigo de Erick. Al parecer se dedica al estudio de la música y también compone sus propias canciones. Es una persona muy agradable y, por lo que pude apreciar en nuestro encuentro, parece alguien muy simpático.

Pasé la página del libro que estaba leyendo para llegar a la siguiente, pero justo cuando iba a empezar la lectura, soy interrumpida por Erick, quien se sentó en el asiento vacío frente a mí en la mesa del comedor.

—¿Laura Ortega leyendo en el comedor? No me sorprende en absoluto—expresa con una sonrisa burlona.

—Qué gracioso— comento sin ninguna muestra de alegría en mi rostro mientras cierro el libro y lo dejo a un lado en la mesa—De todos modos, no le estaba prestando mucha atención a la lectura del libro.

—¿Y qué estabas leyendo?—noté cómo Erick se inclinó hacia adelante para ver la portada del libro.

—Orgullo y Prejuicio—le digo el nombre del libro.

—Mm..vale—finge entender de lo que hablo, pero en realidad no tiene ni la menor idea de qué libro es.

—Erick, no sé por qué me preguntas qué libro estoy leyendo cuando claramente desconoces del tema.

—Sí, la verdad, tampoco entiendo por qué lo hago—me río ante su reacción, dado que se queda reflexionando por un momento.

Tomo la bebida carbonatada que está sobre la mesa y acerco el sorbete a mis labios para saborear un poco del delicioso líquido que hay en el recipiente. Después, dirijo mi mirada hacia Erick, cuya expresión facial se muestra seria mientras observa fijamente un punto a la izquierda de nuestra mesa.

Volteo la cabeza para ver qué capta tanto la atención de mi amigo, y frunzo el ceño confundida al darme cuenta de que en la mesa cercana veo a Ángela acompañada de un chico llamado Samuel, según me ha informado en ocasiones anteriores. Una sonrisa se dibuja en mis labios al percatarme de su expresión de disgusto, lo cual me da la ligera impresión de que está celoso.

—¿Te gusta?—lanzo la pregunta de golpe, sin rodeos, con un tono chismoso.

—¿Eh? ¿Qué?—dice saliendo del trance en el que estaba y prestándome atención.

—¿Qué si te gusta?— vuelvo a repetirle la pregunta.

—¿Quién?— se hace el tonto mirándome un poco confundido.

—¿Cómo que "quién"?—digo obviamente—Ángela. Te vi mirándola con cara de perro rabioso mientras estaba con otro chico hace unos instantes.

—Ángela no me gusta— desvía los ojos al suelo y sé lo que significa.

—Estás mintiendo—continúo para molestarlo.

—No estoy mintiendo, para nada —trata de engañarme pero no caigo en su juego.

— Erick, siempre que mientes desvías la mirada al suelo— digo alzando las cejas y mirándolo con una expresión de triunfo en mi rostro, ya que con ese argumento lo he dejado sin habla— Así que no intentes engañarme.

Almas HeridasOù les histoires vivent. Découvrez maintenant