03; home sweet home

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El sol se ocultaba tras el horizonte, pintando el cielo de tonos cálidos mientras me encontraba sumergida en la complicada tarea de elegir el regalo perfecto para Alessia

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El sol se ocultaba tras el horizonte, pintando el cielo de tonos cálidos mientras me encontraba sumergida en la complicada tarea de elegir el regalo perfecto para Alessia. Sus ojos brillarían con ese destello especial cuando desenvolviera el paquete, y eso era lo que buscaba. Pero entre las estanterías repletas de tiendas y la presión de encontrar algo único, mi mente divagaba hacia otro problema más inmediato.

Mi familia en España había enviado una invitación que, a todas luces, no podía eludir. Una fiesta adelantada por mi cumpleaños. ¿El motivo? Aún no lo comprendía del todo, pero la simple idea de regresar a aquel hogar donde los suspiros pesaban más que las risas me llenaba de inquietud. Me enfrentaba a una encrucijada de emociones mientras paseaba por la ciudad, ajena a las luces parpadeantes de las tiendas a mi alrededor. La relación con mi familia nunca fue fácil. Si bien la distancia geográfica me había otorgado una ilusoria sensación de libertad, el eco de los desencuentros resonaba en cada llamada telefónica.

Mis pensamientos se agolpaban mientras caminaba por la calle, tratando de evadir la realidad que se avecinaba. ¿Por qué, después de tantos años, insistían en organizar algo para mi cumpleaños? Era como si mi familia intentara forzar una conexión que nunca germinó.

Mientras sopesaba las opciones para el regalo perfecto, la sombra de la invitación familiar persistía en mi mente. ¿Debería ceder y regresar a España, enfrentando a la familia que abandoné de la noche a la mañana, o buscar una excusa plausible para quedarme y evitar esa inesperada e incómoda celebración?

Mis pasos se desaceleraron mientras me sumía en una profunda reflexión. A pesar de las espinas en mi relación con la familia, un murmullo de nostalgia y deber familiar comenzó a apoderarse de mis pensamientos. Quizás, solo quizás, esta ocasión sería diferente. Aún cuando las experiencias pasadas pesaran en mi espalda, una pequeña voz interna me susurraba que tal vez había llegado el momento de enfrentarme a ellos.

Al llegar a casa, el bullicio de Brackley quedó atrás, dejándome a solas con mi decisión. La realidad de la invitación se volvía más tangible con cada minuto que pasaba. Inspiré profundamente y, con determinación, decidí darle una oportunidad a ese encuentro familiar. Después de todo, las personas podían cambiar, o al menos eso quería creer.

Al abrir la puerta, la atmósfera hogareña me envolvió, mezcla de recuerdos amargos y la esperanza de que este cumpleaños pudiera marcar un nuevo comienzo. Con el corazón latiendo con fuerza, me dirigí a mi habitación decidida a enfrentar la situación. Una rápida búsqueda online y conseguí un vuelo para esa misma tarde. Cuanto antes estuviera allí, antes podría regresar a mi rutina.

La maleta abierta en mi cama se llenó rápidamente con las prendas necesarias. Quería que este viaje fuese breve, como arrancar un vendaje de un tirón en lugar de hacerlo lentamente. La idea de la cena adelantada por mi cumpleaños resonaba como un reloj que marcaba cada segundo hasta mi partida.
En el proceso de empacar, mi teléfono sonó, anunciando un mensaje de Alessia. Su entusiasmo al hablar sobre su próximo cumpleaños me recordó dónde comprarle el regalo perfecto una vez que llegara a España.

𝐍𝐎𝐓 𝐈𝐍 𝐋𝐎𝐕𝐄 | Fernando AlonsoWhere stories live. Discover now