Capítulo 24

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Cuando el reloj marcó las diez de la noche, la puerta de la habitación donde Louis se encontraba observando la televisión fue tocada. El omega desvió su vista de aquel programa que le mantenía entretenido pero bastante aburrido y se limitó a observar con extrañeza.

Intuyó que no era Harry, porque de ser así entonces habría tocado y simplemente anunciado que se trataba de él. Louis volteó alrededor de la habitación cuando el toque volvió a repetirse y antes de pensar precipitadamente, se levantó de la cama y destensó los hombros.

Se acercó a la puerta y aclaró su garganta.

—Buenas noches —soltó.

—Oh... Eh, buenas noches joven. —reconoció la voz de uno de los alfas que seguramente cuidaba la puerta—. Hm, el señor Styles ha pedido que le trajeran la cena.

"No le abras esta puerta a nadie que no sea yo." Louis recordó. Y había que ser inteligente, Harry se lo había dicho por alguna razón. Independientemente de si Harry había mandado la cena o no, Louis no iba a dejar que el beneficio de la duda le metiera en un lío. Él era inteligente así que decidió rápidamente.

—Esperaré a que él regresé —avisó comenzando a darse la vuelta.

—¿Está seguro? Es que... Él pidió que-

Louis no titubeó—. Muy seguro. Lo esperaré.

—Oh, bueno. Está bien.

El guardia fuera observó la bandeja en sus manos con un sentimiento extraño expandiéndose en su vientre. No sabía qué sería más malo, que Louis hubiese rechazado la cena y él lo haya aceptado, o que Harry había mandado a entregar aquello y le haya desobedecido. Suspiró. Quedaba confiar en la Luna.

[...]

Naturalmente Louis esperó despierto a Harry como había dicho aún cuando sus párpados pesaban demasiado y el frío de la madrugada era casi insoportable. No estaba muy seguro de si el alfa iba a volver para dormir, aunque desde que estaba con él, jamás había faltado ninguna noche por más trabajo que tuviera.

Aún así Louis sabía que Harry estaba en otro tipo de negocio y que probablemente era normal que no regresará para descansar. Por un momento casi se sintió preocupado, pero luego de concentrarse bien en la calidez que venía de su pecho, supo que Harry estaba bien y a salvo así que se mantuvo tranquilo hecho un pequeño ovillo en una de las esquinas de la enorme cama. Había apagado la televisión cuando el aburrimiento era peor observando aquel programa y encima la tripa le gruñía.

Ya estaba comenzando a dudar de haber rechazado la cena por esperar a su alfa, después de todo... El joven fuera era el guardia. Pero más valía ser precavidos. No conocían a esa gente y siempre todo podía...

Nuevamente hubo toques muy suaves en la puerta, y como Louis esperaba, ahí estaba él. Hablando casi por lo bajo.

—Omega... Soy yo.

Se levantó con el frío entrando por sus pies cubiertos por unos delgados calcetines y fue hasta la puerta para comenzar a quitar el seguro. Tiró de la manija y entonces tuvo que sonreír de manera automática, casi inconscientemente.

Ahí estaba su alfa, con ojos apagados, cabello despeinado y la corbata desabrochada. Luciendo muy cansado y listo para dormir encima de una piedra si era necesario.

—Siento haberte despertado —murmuró el alfa. Louis se hizo a un lado dejándole pasar. Echó una mirada fuera al corredor, los dos guardias que cuidaban su puerta dormitaban de pie y todo lucía bastante tranquilo y callado.

Volvió a cerrar la puerta con seguro y finalmente se giró, Harry ya había comenzado a desvestirse.

—No estaba dormido —comentó haciendo su camino de nuevo a la enorme y todavía ordenada cama.

Luna de Sangre Where stories live. Discover now