Capitulo 13

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-Zoro...- Sanji se quedó mirando al moreno, que se había quedado quieto con los ojos cerrados delante suya. Una amplia sonrisa había quedado en su rostro- ¿Zoro...?- El rubio no esperaba respuesta, pero aún así, al no recibirla, se decepcionó consigo mismo- Lo siento... Lo siento de verdad...- EL cocinero sabía que él no podía oírle, y que posiblemente nunca lo volvería a hacer, pero quería disculparse. Se sentía culpable, muy culpable. Tal vez si se hubiera dado cuenta de que al espadachín le pasaba algo... O quizás si se hubiera dado más prisa en detener a Jibuyo... 

Aunque sentía muchísima culpa, tampoco pudo pensar en ello mucho más, porque a él también empezaron a cerrarsele los ojos.

-Adiós Zoro... Nos vemos en el otro mundo- fueron las últimas palabras de Sanji antes de cerrar los ojos. El cocinero estaba esperando a que le llegara la hora, ya no tenía fuerza para moverse, ni para hablar. Entonces se percató de algo, había algo brillante, ya que le era incómodo tener los ojos cerrados. Los abrió y se quedó mudo; había una joven con un vestido blanco sentada cerca suyo, al lado de Zoro. La muchacha desprendía un intenso brillo blanco, cosa que le llamó la atención a Sanji. Tenía una preciosa melena rubia y larga que llevaba suelta, y sus preciosos ojos azules se posaban en Zoro. Entonces ella levantó la mirada hacía el cocinero y le sonrió.

- Me hiciste caso- dijo ella sonriente.

- ¿Quién...eres?- fue lo único que pudo decir el rubio. No sabía ni quien era esa chica, ni como había llegado allí.

- ¿No reconoces mi voz?- La verdad era que a Sanji que le resultaba familiar su voz, pero no sabía de donde la conocía- "Mételo en el agua", ¿recuerdas?- entonces todo cobró sentido para Sanji. Aquella voz era la que había oído cuando pensaba que todo había acabado, cuando lo daba todo por perdido. La voz que le había dicho que metiera al hombre en el agua y a la que, gracias a ella, había podido derrotarle.

- Te recuerdo... Pero eso no responde a mi pregunta- 

-  Soy Elie, leíste mi diario, estaba en mi cabaña, en la que os quedasteis estos días- Entonces Sanji recordó el diario. Nunca había terminado de leerlo, ya que no se había acordado de hacerlo. Pero entonces cayó en la cuenta de algo.

-Mientes-

- ¿Cómo dices?- dijo la chica sorprendida.

- El diario estaba escrito en masculino- Entonces la chica se rio. 

- Lo sé. Lo escribí así para que la gente lo tuviera en cuenta. Esta es una época en la que no toman igual a las mujeres que a los hombres. Si hubiera escrito ese diario en femenino, lo más posible es que la mayoría de la gente no le hubiera hecho caso- Sanji parecía comprenderlo ahora.

- ¿Tu no estabas muerta?- la chica asintió- ¿Estamos muertos nosotros?- la chica negó con la cabeza- ¿Entonces por que te veo?-

- He venido a recompensarte. Yo como tú y como mucha otra gente, he estado atrapada en esta isla, lo que pasa es que yo estuve apunto de acabar con Jibuyo, ya que descubrí su punto débil. Me quedé muy cerca de conseguirlo, por eso mi alma seguía aquí. No me podía ir sin saber que habían acabado con ese hombre. A si que, como he dicho, voy a recompensarte. Voy a curar tu herida para que puedas vivir- Sanji se quedó callado, no sabía como reaccionar a tanta información. Después de unos instantes, le respondió.

- ¿Puedes...hacerme un favor?-

- Depende, ¿Qué favor?-

- No me cures a mi... Curale a él- dijo mirando a Zoro. La chica se sorprendió.

- ¿Estas renunciando a tu vida por él?- Sanji asintió.

- Es lo más preciado que tengo, y si debo elegir... le elijo a él- La chica sonrió, esta vez más ampliamente y colocó sus manos sobre el pecho del espadachín. El rubio sonrió mientras veía, antes de que todo empezara a nublarse, como el pecho del moreno se iluminaba. De repente, todo empezó a desaparecer a su alrededor. Entonces miró al mar, estaba amaneciendo ya. Se fijó bien, a lo lejos se veía la silueta de un barco, uno que conocía bien. De nuevo, volvió a mirar al espadachín, que estaba tumbado en el suelo, la chica ya no estaba. Entonces empezó a sentirse bien, miró su pecho, ya no había ninguna herida. El cocinero no sabía que pasaba, el estaba bien y le había dicho a la chica que no le curara a él, si no al moreno. Entonces miró al espadachín, seguía tumbado en la playa, pero la herida de su cuello ya no estaba tampoco. Al final, antes de quedarse dormido, vio la imagen del moreno, tirado en el suelo, como el primer día; con una pierna rota y con una herida en el costado.

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Sanji abrió los ojos alterado. No sabía que había pasado ni sabía donde estaba. Se incorporó, estaba tumbado en una cama. La vista se le empezó a acostumbrar a la poca luz de la habitación. Mientras la vista se le acostumbraba, empezaba a ver cosas a su alrededor, una cómoda, una alfombra en el suelo y una puerta en frente suya. No sabía que hacer, pero no tuvo mucho tiempo de pensar, conocía ese lugar. Justo cuando estaba empezando a sacar conclusiones, la puerta de en frente suya se abrió, dejando pasar a un pequeño renito de nariz azulada.

- ¿Chopper?- dijo Sanji. El reno se giró, sorprendido y corrió a abrazar al rubio.

- ¡Sanji! ¿Qué tal estas?- dijo separandose de él.

- Bien...bien- Aún estaba orientandose- ¿Qué ha pasado?- 

- Os encontramos en una playa, ambos estabais inconscientes- entonces el cocinero lo recordó todo. Que se habían quedado atrapados en la isla, que se habían conocido mejor, que habían descubierto todo lo que tenían en común... Y que se habían...besado. Pero todo lo bueno desapareció en cuanto recordó que el moreno seguía herido.

- ¿Y Zoro?-

- Está en otra habitación... Tuvimos suerte de encontraros a tiempo-

-¿ Por qué lo dices?-

- El corazón de Zoro dejó de latir por unos minutos, y aún así cuando llegamos, estaba vivo- Sanji recordó a la chica, Elie y en su cabeza le dio las gracias profundamente.

- ¿Él está bien?- dijo refiriendose a Zoro.

- Está aún dormido. Cuando os encontramos él tenía algunas lesiones...-

- Una pierna rota y una herida en el costado- completó Sanji.

- Exacto- después de un rato hablando, ambos salieron y fueron a ver a los demás para informar de que estaba despierto y se sentía bien. Luego chopper le mandó a dormir, diciendole que necesitaba descansar. Sanji esperó a que todos estubieran dormidos para salir e ir a la habitación de Zoro. Entró en la habitación en la que Chopper le había dicho que estaba, aunque no le había dejado pasar a verle. El peliverde estaba tumbado en la cama, tenía una venda en el costado y otra en la pierna, estaba dormido. Se acercó a él y se tumbó a su lado.

- Te quiero mucho Zoro- dijo acariciandole el pelo.

- Yo..también- el rubio al no esperar respuesta, se sobresaltó un poco.

- ¿Qué tal estas?- 

- Podría estar mejor... Pero por lo que veo me han cosido la herida, aunque no tan bien como tú- dijo sonriente. El rubio le sonrió.

- Nadie puede igualarme- Ambos se rieron. Estuvieron hablando un rato, hasta que ambos empezaron a tener sueño. El rubio abrazó al peliverde y lo juntó más contra él. 

- Buenas noches- le dijo el rubio.

- Buenas noches- respondió el moreno. Ambos cerraron los ojos y se quedaron dormidos, abrazados. Desde la puerta, Elie los observaba, pero con alguien más.

- Deberías haberselo dicho- dijo la figura junto a Elie.

- Y lo haré... Pero todo a su tiempo, ahora dejales disfrutar un poco- La otra figura se encogió de hombros y desapareció como si nunca hubiese estado. Elie les miró y se acercó a ellos, se metió la mano en el bolsillo del vestido y sacó un pedazo de papel, que dejó encima de la mesa de al lado de la cama. Luego se alejó hasta la puerta y les dedicó una última sonrisa, antes de desaparecer como había echo el otro sujeto, dejando a los dos chicos tumbados juntos a la luz de la luna.

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Hola!!! Está es la última parte, aunque voy a hacer un epiologo y lo más seguro es que también haga una segunda parte de la historia. ¿Qué les ha parecido? Espero sus comentario y votaciones. Gracias!!!!!!!!!!!

Tocado y hundido-ZosanWhere stories live. Discover now