Capitulo 12

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Sanji se quedó petrificado en el sitio.

-Mátame- repitió el moreno. Sanji no sabía que hacer. Le miró a los ojos, ese era su Zoro, no el que le había poseído. 

- Zoro... ¿Por qué dices eso?- dijo mientras se acercaba a él.

- Sanji, él está dentro de mi...La única manera es...Acabar con migo...- el rubio se quedó en frente suyo. 

- Zoro...No me digas eso ni de broma-

- No hay otra manera-

- Si que la hay- dijo poniendole las manos en el hombros- Voy a sacar esa cosa de ti-

- Sanji... Por si no vuelvo a ser yo- Zoro seguía llorando y le miraba a los ojos- Yo te q....- No pudo continuar ya que un corte se abrió en su cuello, haciendo que una gran cantidad de sangre empezara a brotar de la nueva herida. El rubio se quedó quieto, viendo como el moreno caía en sus brazos.

- ¡ZORO!- dijo cuando se dio cuenta de lo que acababa de pasar- ¡Zoro, por favor, muevete!- El espadachín estaba quieto en sus brazos. Hasta que se movió un poco y Sanji derepente lo notó más ligero- ¿Zoro?- Sanji se agachó y tumbó al moreno en el suelo, se estaba desangrando. Cuando pensaba en que hacer, vio algo moverse delante suya. Levantó la cabeza y vio a un hombre con una túnica que le tapaba la cara.

- Te lo dije, no ha sido bastante resistente- dijo el hombre.

- ¿Quién eres?- le dijo Sanji que lo observaba de arriba a abajo sin saber de donde había salido.

- ¿Ya no te acuerdas de mi? Has estado hablando conmigo hace unos minutos, en tu cabaña- Entonces Sanji supo que ese era el espíritu que había poseído a Zoro.

- Desgraciado... ¡¿Como puedes tener tan poco corazón?!- Le gritó Sanji mientras se levantaba e iba hacía el hombre.

- ¿Acaso los dioses tuvieron corazón con migo? Por que creo que no- El hombre se quitó la capucha. El hombre rondaría los cuarenta o cincuenta años y tenía barba de dos días. Su pelo castaño combinaba muy bien con sus bonitos ojos verdes. Sanji se quedó mirandole.

- ¿Le vas a dejar morir? El no tiene nada que ver con esto-

- La vida es una injusticia- El hombre sonrió- Además, he pensado que también te mataré a ti- El cocinero se quedó quieto- En el improbable caso... No-rectificó el hombre- en el imposible caso de que salieras de esta isla, no me gustaría que fueras contando por ahí que en esta isla hay un espíritu buscando víctimas. Ya sabes, no sería tan fácil tener...Como decirlo... Visitas-

- Me das asco-  Sanji estaba aterrado, pero lo disimulaba bien.

- ¿Esas van a ser tus últimas palabras?- dijo la figura mientras se acercaba al cocinero y rápidamente le agarraba del cuello- Que cutres- dijo mientras un cuchillo aparecía en su mano como por arte de magia. Sanji le escupió en toda la cara, cosa que no le hizo mucha gracia al otro- Acuerdate de mi nombre, Jibuyo- dijo mientras le clavaba el cuchillo en medio del pecho.

Sanji se quedó con los ojos en blanco mientras el hombre le soltaba y le dejaba caer al suelo.

- Ya no te veo tan valiente- le dijo mientras le daba una patada en el estomago.

- Que...te...den- le dijo el rubio. El hombre sonrió y se dio la vuelta para volver al interior del bosque. Pero se detuvo antes de entrar.

- Supongo que ya lo habrás deducido, pero aquel al que seguiste en el bosque que pensabas que era Zoro, era yo. Te preguntaras porque tenía ya esa forma si aún no había poseído a tu amigo, y es muy simple. Yo ya le había elegido como mi víctima a si que ya había entrado en su cabeza. Ya había encontrado lo que buscaba- Jibuyo seguía hablando, pero Sanji había dejado de escucharle en cuanto había empezado a oír otra voz. "Me estoy volviendo loco" pensaba el rubio. Pero unas palabras no dejaban de resonar en su cabeza: "agua de mar". Y lo raro es que él no las estaba pensando. Entonces sintió una brisa en el oído y escuchó la siguiente frase: "Mételo en el agua". Después la sensación de frescor en su oreja desapareció. El rubio no sabía lo que había pasado, pero algo en su interior le decía que le hiciera claro.

- ...Espero que no lo olvides- terminó diciendo el hombre. Sanji apenas había escuchado nada, de lo que el hombre le había dicho, pero no le importaba.

- Cobarde...- dijo Sanji levantandose.

- ¿Cómo dices?- El hombre empezó a caminar de nuevo hacía él.

- Ni si quiera tienes el valor de dejarme muerto. Me dejas aquí para que muera desangrado, sin dar el golpe de gracia-

- ¿Me estas retando?- dijo el hombre mientras se acercaba a él. Sanji retrocedía lentamente.

- Depende de tu punto de vista-Cada vez el hombre estaba más cerca suyo, pero Sanji retrocedía. Cuando estaba delante suyo, este se detuvo- ¿Qué, te lo has pensado?- el cocinero tenía los pies metidos en el agua. Jibuyo se quedó mirandolo desde fuera del agua- ¿No te gusta el agua?- al otro se le había borrado la sonrisa. Entonces Sanji saltó encima suyo y lo tiró al suelo. Ambos empezaron a forcejear, hasta que Sanji consiguió que el pie del hombre tocara el agua y este empezó a hervir, haciendo que gritara. 

- ¡PARA!- le gritó el hombre al rubio, aunque este no le hizo caso y siguió empujandolo contra el mar. Poco a poco ambos se iban cubriendo de agua, ¿la diferencia?: el rubio solo se mojaba con el agua, el hombre hervía en ella. Después de un rato, el hombre estaba casi sumergido- ¡¡¡Te arrepentirás de esto!!!!-  fue lo último que dijo mientras se hundía por completo en el agua. Sanji vio como poco a poco, se iba evaporando, hasta que ya no quedó nada. 

- No vuelvas capullo- dijo al aire. Se giró a ver al moreno, que seguía tirado en la playa. El cocinero empezó acercarse hacía él. Cuando estaba ya cerca suyo, este se cayó al suelo. La herida de su pecho también estaba empezando a afectarle. Se arrastró como pudo al lado del espadachín y le acarició la cabeza.

- Joder... Zoro mirame- Entonces el peliverde reaccionó, cogiendo aire y abriendo los ojos- ¡Zoro!- Sanji se acercó más a él. El moreno intentó hablar, pero no pudo, la herida del cuello no le dejaba, solo consiguió empezar a toser y escupir sangre- No hables por favor, esta todo dicho- El cocinero le volvió a acariciar el pelo- eres lo mejor que me ha pasado y lamento no poder hacer que esto dure más- El moreno le sonrió y él le devolvió la sonrisa. Entonces ambos se miraron, y Sanji le besó, y Zoro le devolvió el beso, y ambos se besaron hasta que no pudieron más- Te quiero Roronoa Zoro, y nada cambiará eso- Esas fueron las últimas palabras de Sanji antes de que el espadachín cerrara los ojos y tomara su último aliento.

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Holaa!!! Lo siento por dejarles con la intriga, pero quería actualizar pronto. Se acerca el final!!! La siguiente parte será la última y luego haré un epiólogo. Tengo pensado hacer una segunda parte si la historia tiene éxito y si sigo teniendo lectores tan maravillosos como vosotros. Gracias por leer y votar!!............¡¡¡¡SPOILER!!!!( si quieres sorprenderte no sigas leyendo) No se preocupen, aunque todo parezca ir mal, no todo será tan malo al final, tengo preparado algo para arreglar el desastre.

Tocado y hundido-ZosanWhere stories live. Discover now