Muerte para la persona que hizo el trato y la degradación a esclavos a la familia directa.

Su padre no debía enterarse hasta que ella pudiera controlarlo y decir que había sido suyo desde el comienzo.

El Dragón.

Era sencillo ¡Su padre estaría orgulloso de que dos personas con su sangre tengan a los guardianes legendarios de la fundación del Imperio!

¡Él la vería y al final sería reconocida como su hermana!

Un trato dulce en aquel momento de fragilidad. Que al momento se había convertido en sólo una atadura a un hombre el cual disfrutaría conquistando el mismo infierno.

Como sea, arrojó la fruta al bote de basura mientras cambiaba sus atuendos de noble por más pueblerinos. Recogió su cabello y colocando un velo que ocultaba su rostro dejó su habitación por la ventana que daba al patio trasero.

Como otras veces, los alumnos ignoraron su presencia ¿Qué noble se figura en una simple criada?

'Te ves bien Lu' dijo acariciando al caballo que la había acompañado en las tareas proporcionadas por el Duque Palmetra.

Había aprendido de una manera brusca y poco elegante como ser jinete, pero de todos modos, Lu, era tan inteligente que hasta a veces parecía que ella era quien estaba al mando y no ella mismo.

El camino al pueblo fue largo como siempre, y cuando al fin llegó al centro de la ciudad el sol estuvo a punto de ocultarse. Por lo cual guardó su caballo y se dirigió por aquellas calles iluminadas que llevaban a los barrios bajos.

Caminando rápidamente e ignorando los gritos vulgares de los individuos borrachos empujó la puerta de su casa para rápidamente asegurarla evitando que un invitado no querido entrará mientras se preparaba.

La habitación no tenía nada lujoso, una cama, un armario y una mesa que estaba a punto de destruirse si el mínimo peso se posaba sobre ella. No obstante, no estaba nada mal y el precio de alquiler era el necesario para que sea cubierto por el dinero que le otorga su padre cada mes.

Abrió el armario para sacar de allí aquella caja escondida que se encontraba en el fondo.

Arrojó su contenido a la cama mientras repasaba una y otra vez las piezas que había ultrajado de la biblioteca comunitaria la anterior semana y las piezas que el mismo Duque le había proporcionado.

No eran más que baratijas a su vista pero el Duque había dicho que debía descifrar el lugar de la reunión con ellos.

El hombre amaba jugar a los acertijos.

Un antiguo relicario, una cinta de atar el cabello, una fotografía vieja de algunos niños nobles y un libro genealógico.

No fue difícil obtener las dos últimas cosas, después de todo ¿Quién sospecharía que alguien se llevaría algo así?

Observó una vez más las piezas pero nada parecía tener sentido.

Colocó los objetos en una vieja cartera y salió de la habitación.

Camino sin ningún destino en mente.

En el momento en que volvió en sí, sus pies la habían traído al patio del Templo. No había restricción de que los plebeyos entrarán, por lo cual, nadie la detuvo mientras caminaba por los pasillos que llevaban al salón central.

La decoración del gran pasillo se encontraba llena de cuadros de diferentes momentos de la historia del Imperio al igual que los grandes momentos del Templo con los ciudadanos.

Había estado muy pocas veces allí, por lo cual su mirada comenzó a danzar entre las pinturas reconociendo el talento del artista.

Era casi mágico, como si las pinturas estuvieran a punto de cobrar vida.

La Villana Es Realmente MalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora