Capítulo 12.5: Enredos (parte dos)

ابدأ من البداية
                                    

—Veamos que sirvieron hoy Kanami. Tengo ganas de comer afuera. -de repente, su semblante serio se cambió a una sonrisa.

Su sonrisa (y su hambriento estómago) desaparecieron al ver que Farrütt iba llegando a la mesa con su amigo Mahiro. Se les miraba con la armadura sucia y ellos estaban empapados de sudor.

—Te has estado excediendo en los entrenamientos, Link. ¡Hoy casi estuvimos de sol a sol sin parar! -se quejaba Mahiro aguantando el agotamiento mientras caminaba. —¿Qué no se supone que eras guardia de la señorita Zelda?

—No me necesita, su colega la acompaña. Además OnaOna es muy pequeño, no se va a perder. Y bueno, ya sabe cómo defenderse.

Mahiro no se veía convencido de lo que decía su amigo. Él iba a protestar pero se quedó callado. El castaño miraba detenidamente a ciertas personas llegando a la mesa.

—Lo siento, pero solo queda comida para dos personas. -dijo una de las cocineras sheikah que llegó a la mesa para atender a los jóvenes. —Debieron venir más temprano, por eso tenemos un horario específico.

—Nosotros llegamos primero. -dijo Zelda. —¿Verdad Kanami?

—Ah, pues...

—No es cierto, la cocinera nos vió primero así que nosotros somos los que les toca las últimas raciones. -le contradijo el soldado.

Un ambiente de tensión se colocó entre los involucrados. Tanto Mahiro como Kanami querían hacer algo pero no sabían qué hacer o decir.

—Muchachos, no quiero decidir por ustedes, pero...

—No se preocupe. Yo invito la cena. -dijo una gruesa voz, conocida solo para Zelda.

Rendou, tan misterioso como siempre, apareció ahí para apaciguar las aguas. Había visto desde hace minutos el incómodo escenario y al notar que Zelda estaba involucrada decidió poner un alto.

—En donde me estoy hospedando está una amable mujer que es dueña del único restaurante de OnaOna. Siempre tiene comida de sobra. Así que hay suficiente para los 4, o mejor dicho 5, que yo también no me he dado el espacio para comer. -aclaraba con una sonrisa ladina. —¿Qué les parece si vamos a cenar juntos, señorita Zelda?

Link, quién no era indiferente a que ese hombre sabía el nombre de su pareja, se le quedó mirando con mucha desconfianza.

¿De dónde la conocía?

—Señor Drepett.

—El destino vuelve a reunirnos. Cuando me enteré que ustedes vendrían a OnaOna me fue difícil no emocionarme. Estaba ansioso de verla de nuevo. ¿Cómo se encuentra?

—Bien. -Zelda estaba de nuevo embelesada como aquella vez en el baile. —Gracias por preguntar.

El joven se acercó a ella, no dejaba de sonreírle.

—Me alegra oír eso. No quiero hacerlos esperar, vamos a cenar con la señora Kiana.

—Agradezco su ayuda. -dijo aliviada la cocinera. —Aunque ahora no sé qué haré con lo que quedó. No quiero tirarlo a la basura y mañana dudo que pueda seguir siendo comestible. -miró a los dos jóvenes sheikah y se le ocurrió una idea. —Ustedes dos se ven muy hambrientos. Vengan que les voy a servir su cena en este momento.

—Pero señora... -Kanami fue interrumpido por la cocinera.

—¡Sin objeción, no pienso desperdiciar comida!

Mahiro lo pensó dos veces sobre si irse o quedarse. Observó a Link y a Zelda y pensó que era lo mejor que ambos platicaran las cosas aprovechando que estaban juntos de nuevo.

En busca de la calmaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن