Sin embargo, JiMin captó algo que picó en su nariz.

Fue sutil, muy diluido, era un aroma nuevo, nada de la madera de YoonGi ni las rosas de su omega.

Aspiró, confundido, tratando de encontrar el origen.

Comenzó a olfatear, siguiendo el hilo de esta nueva esencia con su nariz, hasta que acabó metiéndose en el cuello de su hijo.

Uvas.

JungKook olía a uvas.

Era muy difícil de encontrar, muy sutil en el aire, muy delicado y pequeño.

Sin embargo, JiMin lo notó.

Él realmente lo notó.

—Kookie... —llamó con un hilo de voz. El niño zumbó, parpadeando en su dirección—. Bebé, hueles a... a uvas... —murmuró.

—¿Qué?

—Hueles a uvas —repitió, sin creérselo.

—¿A uvas? —ladeó su cabeza.

JungKook era la segunda persona que JiMin conocía que olía a uvas.

La primera era HyunSoo.

Esta tenía que ser una jugarreta de la luna, una lección quizá, y JiMin recordó los cientos de veces que su pecho tembló con terror por la idea de que su hijo heredara el aroma de su ex, pero ahora mismo, mientras JungKook lo miraba sin entender del todo las implicaciones de lo que su padre acababa de decir, JiMin sintió que sus lágrimas eran de todo menos de tristeza.

—¡Kookie! —tomó su rostro—. ¡Tu aroma! ¡Hueles a uvas!

El niño frunció sus cejas en confusión, mirando consternado cómo su papá comenzaba a llorar antes de apretarlo en un fuerte abrazo.

¿Qué más daba que oliera a HyunSoo? JungKook había desarrollado su aroma y eso era algo que debía celebrar.

—¿Papi? ¿Eso es algo malo? —preguntó preocupado.

—¡No! —negó, sollozando de pura felicidad, sujetándolo contra su cuerpo como si fuera a desaparecer en cualquier momento. En ese instante, JiMin se dio cuenta de lo esporádica que era la infancia de su hijo y su lobo lloriqueó por ese hecho—. Mi bebé, mi bebito, ya estás grande, por la sagrada Diosa, mi bebé —repetía, llenando de besos la cara del niño, quien ahora parecía menos preocupado, pero más y más confundido—. YoonGi, despierta, Yoon —tomó su brazo y lo sacudió.

No sabía por qué, pero tenía que decirle, tenía que hacerle saber que su cachorro había desarrollado su primer aroma.

El alfa se despertó con un respingo, sentándose golpe y mirando en todas direcciones.

—¿Qué? ¿Qué pasó? —los miró a los dos, preocupado—. ¿Están bien?

JiMin asintió, sonriendo de oreja a oreja, sus ojos aguados llenos de lágrimas.

—JungKook huele a uvas —dijo simplemente, riéndose una vez más, aún sin creérselo.

La expresión de YoonGi se transformó en pura sorpresa y miró a JungKook anonadado.

—¿De verdad? —intercaló su mirada entre los dos, jadeando una risa contenta—. ¡Felicidades, chiquitín! ¡Qué fabuloso aroma!

Finalmente, JungKook entendió que esto era algo bueno a pesar de que su papá tuviera las mejillas llenas de lágrimas, así que se dio el lujo de mirarlos a los dos con emoción.

—¡Huelo a uvas! —celebró, brincando y alzando sus brazos.

—¡Hueles a uvas! —JiMin lo sacudió, arrancándole una carcajada.

EL MOTOCICLISTA Y EL UNIVERSITARIO ♡ MYG + PJM FT. JJKWhere stories live. Discover now