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La pequeña actividad duró un par de horas, ya que se hizo karaoke ect ect, pero bue, el caso es que todos se fueron para su casa. Incluído Alemania, quién solo tenía el deseo de irse y acostarse en su sofá mientras lamentaba existir (es su pasatiempo favorito, no lo juzguen), pero una voz Italiana lo alcanzó por detrás.

—Alemania! No te lo dije antes, pero gracias por tu regalo!! Me encantó el color del listón que elegiste.

—ah..si, eso..no hay problema.

Dijo Alemania un poco desanimado, incluso si la sonrisa de Italia era contagiosa. Le agradeció por su regalo igualmente y se marchó, y como dije antes, llegando a su casa para tirarse en el sillón a arrepentirse de su existencia.

Italia, ¿que mierda?Where stories live. Discover now