❝ Miro como la observas, desearía ser ella. ❞
Las noches son testigo de todo aquello que oculta el corazón, abriendo paso a la fragilidad humana. Solo ellas saben lo que oculta el azabache de actitud gruñona cuando deja caer su máscara frente al mun...
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A Funshine siempre se le veía con una sonrisa hacia cualquier lado que iba. No era duda el porqué era bastante querido en Care-A-Lot; su optimismo y carisma hacia los demás, y su gran deseo de ser quien le ofrezca una sonrisa y tranquilidad cuando la tormenta está por venir lo convirtió en el amigo que siempre hacía reír con cualquier cosa que hacía.
Pero nadie hacía lo mismo por él.
A pesar que más de medio Care-A-Lot supiera de su ruptura, no hablaron mucho con él acerca del tema.
"Seguro ya lo superó, debe estar bien" era lo que pensaba más de uno, no tomándolo demasiado en serio. Al ser alguien demasiado carismático, nunca pensaron en que podría sentirse mal.
Es Funshine, el que siempre nos hace reír, ¿Puede estar triste?
El rubio pasaba mayor parte del día en su habitación. No salía a excepción de ir al baño o en el muy raro caso de tener hambre.
Se le veía más delgado y pálido, solo los más allegados a él que se atrevían a ir a su casa veían su estado. Muchos amigos querían animarlo, pero al casi no hablar, pensaron que quería pasar tiempo a solas y prontamente volvería a ser el mismo de antes.
Estaba por anochecer, cree al ver la puesta de sol, estaba acostado, en breves momentos a tomar una siesta. Su mente estaba en blanco, no podía sentir nada; y por más que esto le extrañara, no quiso pensar más en eso.
Porque pensar significaba indagar en su memoria, y en todos sus recuerdos estaba Love-a-Lot, sonriéndole, tomado de la mano, durmiendo juntos y, sobre todo, estaba él profesando cada vez que podía su amor, sintiendo que no podría amar tanto a nadie como a ella.
Era su vida, e imaginar que fue algo pasajero para ella solo lo hundía más en el agujero al que había caído. Extrañamente, no luchaba por salir de ahí, le daba lo mismo estar hundido en la tristeza o no. Ya todo le daba igual.
Intentó dormir un poco, y al despertar, tal vez iría por agua. Para su sorpresa, no pudo conciliar el sueño pese a que estaba cansado. Sus ojos hinchados delataban su agotamiento al haber llorado el día entero.
Pasó horas cerrando los ojos esperando a que el cansancio finalmente invadiera su cuerpo y poder descansar, pero no pudo. Aún recostado, vio la hora en su celular. 01:15 a.m., ¿Tanto tiempo ha pasado? se preguntó.
No sabe qué pasó por su mente, que tal vez estaba en su límite o creía que se iba a volver loco de tanta tristeza, culpa a sus emociones de haber salido por un poco de aire fresco pese a la hora.
